Detalle por Subzonas

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SUBZONAS Y RED DE ESTACIONES METEOROLÓGICAS GEA

MAIZ 2013/14

AGOSTO: 'Márgenes flojos'

La precampaña 'hibernaba; la reserva de insumos estaba muy contenida por la baja cotización del maíz. El aumento general de costos de producción y los márgenes en campos alquilados bajos o negativos considerando rindes promedio zonales, también contribuían a pronosticar una campaña difícil para el cereal. Los planes, en general, señalaban que la siembra de maíz se limitaría a campos propios para mantener las rotaciones. Se preveía una fuerte caída en la superficie de maíz en la zona núcleo respecto al ciclo antecesor. Finalmente la disminución no fue tan abrupta y se implantaron 200.000 has menos, un 20% en baja respecto de las 1,1 M de has cultivadas en la campaña pasada. Pero este año, la gran particularidad es que se sembró una gran proporción en forma tardía.

Agosto terminaba reflejando que en la mayor parte de la región núcleo y a pocos días de comenzar con la siembra del maíz, no había rastros de humedad en la capa arable del suelo.

Las imágenes muestran cómo se extendió la desecación del suelo a nivel superficial durante el transcurso del mes de agosto, un mes que dejó a muchos sitios sin lluvias o con montos menores a 10 mm. Para iniciar las labores, mínimamente se necesitaban aportes de 20 a 30 mm.

SEPTIEMBRE: 'Lluvias demoradas, siembras tardías y aumenta la superficie con soja'

Septiembre comenzó sin lluvias y las sembradoras seguían paradas en la raya de partida. Al 12 de septiembre, las reservas en el suelo estaban muy por debajo de lo indispensable para la implantación del cultivo. Pero el viento norte aportaba humedad y prometía entre 15 a 25 mm, fundamentales para no desplazar aún más al maíz de los planes de siembra. Las promesas se desvanecieron y tras tres meses sin lluvias significativas, el 65% de la región núcleo se clasificaba en sequía (Córdoba y gran parte de Santa Fe). Sin lluvias, el potencial de siembra de maíz tambaleaba y se titubeaba destinar a siembras tardías la semilla ya comprada o guardarlas en cámara para la próxima campaña.

Diferente era la situación en el noreste de Buenos Aires. Particularmente, en el corredor que se extiende de Pergamino a San Antonio de Areco hubo precipitaciones variables que dejaron 20 a 70 mm, suficientes para largar con la siembra de los primeros lotes de maíz.

En el aérea cordobesa los técnicos comentaban 'si no se puede sembrar hasta el 5 o el 10 de octubre como máximo, una gran parte de los planes de maíz se terminará haciendo en la modalidad tardía'.

Septiembre finalizaba, con un avance de siembra inferior al 10%. Las bajas y anómalas temperaturas en el suelo (9ºC) para esa época, comprometían la germinación y/o emergencia de plántulas. Faltaban tan sólo quince días para cerrarse la ventana de siembra del maíz en la región núcleo.

OCTUBRE: 'Y no llueve…'

Fue el mayor atraso en la siembra en maíz de los últimos años en la región núcleo. Era principio de mes y sólo se había sembrado el 30% de los cuadros de la región cuando para esa fecha suele estar implantado un 70 a 85%.
No tuvo precedentes en la provincia de Córdoba. El avance de las labores no superaba el 15% cuando el promedio de las últimas tres campañas, incluyendo dos campañas con problemas de siembra, indicaba que debería haberse cumplido con el 55% de las siembras.

Las emergencias y el establecimiento de las plántulas del cereal tampoco eran buenas. Se veían muy pocos lotes de maíz emergidos por el problema que causaban las bajas temperaturas. Las últimas heladas del año, tambien golpearon haciendo que la emergencia sea más desuniforme. El noreste bonaerense permanecía puntero en el avance de siembra, cubría el 75% de la superficie intencionada contrastando con el 10% de progreso del este cordobés.

Sin lluvias y pasado el 15 de octubre, se dio por culminada la siembra cubriéndose solamente el 47% del total intencionado con maíz de primera en la región núcleo. En los distritos de Bigand y Bombal apenas pudieron cerrarse algunos lotes de esta manera, fundamentalmente impulsados por la necesidad de algunos productores de contar con granos para abril del 2014.

Octubre se fue sin proveer las tradicionales lluvias primaverales, diezmó los planes de siembra del cereal y su sombra amenazante se extendía sobre los meses del verano: ¿Cómo se iba a pasar el déficit típico de didiembre y enero sin recargas en los perfiles?

NOVIEMBRE: 'Apareció el agua después de casi cuatro meses sin lluvias'

Con aportes pluviales muy importantes, del orden de los 60 a 200 mm, en la primera semana del mes volvía el agua a toda la provincia de Córdoba y al centro-sur de Santa Fe. Los departamentos santafesinos más beneficiados por el agua fueron San Martín y Belgrano y en menor medida, San Jerónimo e Iriondo.

Con estas lluvias el maíz implantado se recuperaba y los cuadros más avanzados expandían su tercera hoja. El panorama de lluvias se extendía hasta mediados de noviembre. Los técnicos transmitían que había lotes que estaban muy desparejos y que deberían resembrar y que muchas fertilizaciones nitrogenadas se habrían perdido por 'lavado'. Para esta época el cultivo mejoraba notablemente su evolución y crecía con elevadas tasas de desarrollo. Expandía cuatro a seis hojas y se hacían refertilizaciones con nitrógeno. Hubo casos muy particulares de productores que implantaron algún lote más por esos días pero en general la labor de siembra estaba pospuesta para fines de noviembre, primeras semanas de diciembre.

Hacia fines del mes, las reservas de agua se tornaban nuevamente preocupantes. Comenzaba a percibirse un déficit de 200 a 300 mm que era difícil neutralizar. En las áreas menos provistas de agua, el maíz parecía detenido en el tiempo: no podía expandir una hoja más de la cuarta o sexta. La última semana de noviembre fue favorecida con precipitaciones moderadas que lograron reducir el margen de déficit que se arrastraba en la segunda quincena del mes.

DICIEMBRE: 'La gran ola de calor'

Nuevos milímetros a mediados de mes continuaban descontando al déficit anual y tendían a querer normalizar la media de la zona núcleo que contaba con 700 mm anuales.

'¡Excelente estado! Muy buen color, muy parejo' resumían los técnicos del área respecto al maíz de primera. El cultivo volvía a crecer y aumentar sus tasas de desarrollo. La mayoría de los lotes expandían su décima hoja y se acercaban al período crítico de floración. Un tanto demorada por las lluvias, la implantación de maíces tardíos y/o segunda cubría el 40% de la superficie. En Alem-Vedia-Villegas (noroeste de Buenos Aires) se pudo sembrar todo el maíz de primera intencionado y el tardío se había comenzado a sembrar a fin de noviembre, culminando la labor a principio de diciembre.

Pero ya inmerso en su etapa crítica, las condiciones ambientales se volvieron extremadamente exigentes: se interrumpieron las lluvias y diciembre culminaba sin suplir el milimetraje histórico y las marcas térmicas se volvían extremas. Fueron 16 días consecutivos de temperaturas por encima de los rangos normales y los perfiles se desecaron rápidamente.

El mes terminó con un gran porcentaje de la siembra de maíz tardío, sobre todo en el área cordobesa y el centro santafesino. Pero los pronósticos encendían los nervios a los participantes de la cadena maicera: para el fin de año se indicaban más días de 38° a 40° C de máxima pero tambien podía aparecer el agua…

ENERO: 'La ola de calor dejó tecleando al maíz de primera'.

Pese a que el agua llegó según los pronósticos, con registros de 20 a 90 mm, y provocaron cierto alivio en la región núcleo, no llegó a tiempo para revertir la situación de estrés térmico que sufrió el maíz de primera. El estrés termohídrico lo golpeó de lleno en pleno periodo de definición de rendimiento.

Pérdida de hojas basales, fallas en la polinización y aborto de granos fueron los signos que presagiaba el estrés termohídrico al final del ciclo. Las expectativas de rinde empezaban a bajar de los rangos normales. En el centro de Santa Fe y en el este de Córdoba estimaban alcanzar entre 80 y 100 qq/ha. Pero la contracara era el norte de Buenos Aires. Allí, las reservas hídricas se mantuvieron siempre bajas durante la floración del cultivo y se esperaban rindes entre 60 y 80 qq/ha.

Para esa fecha se habían culminado las labores de siembra de maíces tardíos y se destacaba que en el centro de la región Pampena más de un 50% de la superficie total de maíz se sembró tardíamente. Esto terminó siendo sumamente favorable para sortear el estrés térmico, que sus predecesores pagaron tan caro.

Avanzado el mes de enero y sin lluvias 'a la vista', también el maíz tardío empezaba a sufrir las condiciones ambientales extremas cuando iniciaban la etapa del crecimiento rápido.

Enero fue inmisericorde con el cereal de primera. Sobre el final del mes, en gran parte de la región las mermas de rinde se estimaban en un 50% del rinde potencial a pesar de que en el último tercio del enero aparecieron las precipitaciones. Esta vez le tocó al norte bonaerense ser el más beneficiado por los montos pero ya era muy tarde. El maíz temprano llenaba sus granos y algunos cuadros, arrebatados por el clima, alcanzaban la madurez fisiológica. Los maíces tardíos que ingresaban en floración fueron especialmente beneficiados por las lluvias.

FEBRERO: 'Ahora los excesos'

Febrero arribó con excesos pluviométricos que sorprendían a todos. En menos de dos días habían caído 300 mm en el NE bonaerense y el temporal prometía seguir. En este nuevo escenario el cultivo más favorecido siguió siendo el maíz de segunda y el tardío, que estaban en pleno periodo de definición de números de granos (floración). 'El cereal es más tolerante a suelos anegados y además, sorteó la sequía de las semanas precedentes' analizaban los técnicos que auguraban rindes al máximo de su potencial: entre 80 y 90 qq/ha.

Ahora sobraba agua pero la gran cantidad de días nublados limitaba la fotosíntesis y condicionaba el óptimo desarrollo de la planta. 'Había que ser cautos al realizar predicción de rindes y esperar qué pasa con el llenado de granos' consideraban los técnicos porque deducían que no había suficiente reserva de fotosintatos para la translocación. De todos modos, desde los estadios vegetativos hasta el inicio de los reproductivos (floración), el maíz tardío fue muy favorecido por el clima. El maíz de primera, lejos de perder humedad, presentaba granos germinados, típico síntoma de condiciones de altísima humedad. Los rindes estimados se mantenían: mínimos de 40 a 50 qq/ha y máximos de 80 y 100 quintales.

Febrero terminó con un 65% de los lotes del cereal temprano entrando resignadamente en la madurez fisiológica.

MARZO: 'Comienzo soleado y estable'

Los maíces tardíos justificaron un informe especial: 'Excelentes expectativas a pesar del estrés lumínico en maíces tardíos. Si bien, el retraso de la siembra de maíz pone un techo al rinde potencial, también es una estrategia de diversificación ante el creciente riesgo productivo por las adversidades climáticas cada vez más manifiestas. Esta campaña, la escasa radiación es el único factor que afectaría los rindes extraordinarios.'

Por su parte, al comienzo de la segunda quincena de marzo se largó la cosecha del cereal temprano a pesar de la elevada humedad de grano. En el sector cordobés, siempre un poco más atrasado, aún no se movían las máquinas. Frente a un incipiente avance de labores se cumplían las predicciones de rindes magros: 45 qq/ha en las peores zonas (ej. San Antonio de Areco, Gral. Villegas, Lincoln) y 100 quintales donde menos padeció las inclemencias climáticas (centro santafesino). El fin de semana del 22-23 de marzo la recolección tuvo un pico más que interesante. Se pasó de una avance de 10% a tener el 40% del hectareaje levantado como promedio para la región. Siempre fue la porción norte del área núcleo la que llevó la delantera (en el departamento Iriondo se reportaba un avance de 70%) y el sector cordobés el más rezagado.

El maíz tardío y de segunda finalizaba el llenado (grano pastoso-grano dentado). Presentaba problemas con isoca de la espiga y carbón. Pese a ello los pronósticos seguían elevados: 90 qq/ha en promedio. Los maíces sembrados muy tardíamente (enero) presentaban alta incidencia de tizón.

ABRIL: 'Los lotes cordobeses'

El cabezal maicero comenzaba a trabajar a fuerte ritmo en el este de Córdoba. Allí, el avance de recolección era mínimo y había un descontento generalizado por rindes efectivos que se ubicaban 5 qq/ha por debajo de lo esperado.

En general, la superficie cosechada de maíz de primera en la región rondaba el 52% a principios de este mes. Con marcas de 76,8 qq/ha en el rango de 58,7 a 96,1 quintales, se evidenciaba el castigo de la sequía en el periodo crítico del cultivo. Este rinde se ubicaba 14 qq/ha por debajo del promedio de la campaña 2012/13. Pero pronto comenzó a relegarse la colecta en favor de los lotes de soja ante las amenzas de nuevas lluvias.

Pasada la primera quincena de abril, el cereal tardío ingresaba al estadio de madurez fisiológica. La cosecha se preveía para junio, con inigualable condición pero con riesgos de heladas, las esperanzas de buenos rindes persistían entre 80 y 90 qq/ha.

MAYO: 'El progreso de la cosecha sigue ajustando negativamente al maíz temprano'

Con un avance de labores que rondaba el 93% del área para la primera quincena de este mes, el rinde promedio se asentaba en 75 qq/ha. Resultado que no era tan drástico como se vislumbraba en enero pero que tampoco alcanzaba los valores normales por zona para el cultivo. Este nuevo ajuste, levemente hacia abajo respecto a abril, se atribuyó a los rindes obtenidos en el este cordobés. La campaña en esta zona había comenzado con la pretensión de alcanzar rindes de 110-120 qq/ha pero el estado avanzado de la cosecha mostraba productividades medias de 90 a 95 quintales. Los técnicos expresaban que 'el margen en campos propios fue positivo, aunque menor que la campaña anterior. El balance en campos arrendados a lo sumo empató la campaña 2012-13 pero en general fue negativo'.

Los cuadros de segunda… consecuentes en su buen estado. Hacia fines de mes, comenzaban a recolectarse los primeros lotes en la zona centro de Santa Fe, consolidándonse las predicciones de altos rindes: 90 qq/ha. En el resto de la región aguardaban el descenso de humedad en sus granos.

JUNIO: "Cosecha retrasada"

El comienzo de junio marcaba un avance de cosecha de 27% sobre los maíces tardíos o de segunda. El rinde se mantenía, sin embargo, la calidad del grano recolectado estaba muy afectada por podredumbre y brotados ante la excesiva humedad ambiental. 'La marcha de secado de granos' era muy lenta, no se podía bajar la humedad de un 22%, empujando la trilla del cereal hacia julio. Hasta el 19/06, las condiciones de excesos hídricos de los suelos y caminos intrasitables, también retrasaban en gran proporción las tareas de cosecha.

Junio nos deja con 155 mil toneladas en el área núcleo pendiendo de que mejore el clima y haya condiciones de piso para cosechar, mientras el deterioro de los granos se pronuncia. La cosecha de maíz de segunda alcanzó el 52% y el rinde medio para la región se estabiliza en torno a los 85 qq/ha. A esta altura del año pasado, finalizaba la cosecha en la región núcleo. Hoy, aún falta más de la mitad por levantar del maíz sembrado en diciembre y el retraso no tiene precedentes en los últimos 10 años de producción. En general, todas las zonas expresan la preocupación por una alta humedad del grano, el avance de enfermedades y el impacto en la calidad de la mercadería. También hay preocupación por la disminución del peso de los granos y la notoria cantidad de plantas caídas que en muchos lotes ronda el 20% del total de plantas. Si bien no se alcanzaron las expectativas previstas, en muchas zonas se destacan rindes por encima de los 100 quintales. Las enfermedades de espiga finalmente no afectaron la calidad del grano. A pesar de los problemas hídricos, se considera que ha sido una buena campaña para los maíces tardíos y de segunda y que han respondido bien a la productividad de cada zona.