Detalle por Subzonas

Soja 2013/14


OCTUBRE: 'Más soja y menos maíz'

El remplazo de soja por maíz fue evidente en la campaña. En las áreas más castigadas por la falta de agua (centro oeste de la región núcleo) no hubo posibilidad siembra. Los planes maiceros debieron postergarse a fechas tardías y fue inevitable, que en los suelos de mayor aptitud se incorpore la oleaginosa. De esta manera hubo un nuevo incremento en la superficie sojera, de hasta un 25% respecto de los planes que se trazaban desde agosto y que en ese entonces ya la posicionaban con un aumento generalizado en la región núcleo de un 10 a 20% respecto al año pasado.

La oleaginosa también padeció la sequía al momento de la siembra (fines de octubre) y el avance de las labores fue a cuenta gotas. 'Normalmente es un período del año donde se está a plena actividad pero sin la llegada del agua no hay novedades' comentaban los ingenieros de la región. La excepción fue el norte bonaerense. Pprivilegiado por las tormentas, allí el avance era de un 10%.

Comenzaba así una de las más difíciles campañas. Sin las típicas reservas de humedad en los perfiles para hacer frente al verano, malas condiciones de siembra y un fuerte retraso de las labores, el desarrollo futuro del cultivo estaba amenazado. Y el rendimiento potencial también. Esto era lo que con preocupación señalaban los técnicos señalando la importancia que tiene la fecha de siembra por su estrecha relación con el rendimiento (ver gráfico). Además, se intensificaba la lucha con un enemigo realmente difícil: la rama negra.

DICIEMBRE: Se viene la segunda…

Las precipitaciones del 9 de diciembre fueron claves para recargar el perfil, y generalizar las labores de siembra de soja de primera y de segunda. A mediados de diciembre se cerraba la siembra de soja de primera con adecuados niveles de agua en los perfiles de suelo. Un alto porcentaje ya había emergido y el resto se encontraba entre cuarta y sexta hoja.

En la semana siguiente se culminaban con la siembra de la oleaginosa de segunda época, tarea que se encontraba bastante más atrasada en el centro sur de Santa Fe y norte bonaerense.

El 'Temor por la falta de lluvias y las altas temperaturas' volvía a encender el miedo de octubre (19/12/2013). La feroz ola de calor y la interrupción de las lluvias eliminaban las reservas y ponía a prueba a los cultivos de la región núcleo. El acumulado durante diciembre de la región núcleo, en promedio, fue de 35,7 mm; eran muy pocas las localidades que superaron los 50 mm acumulados mensuales. Aunque el perfil edáfico todavía se encontraba con reservas en profundidad, las marcas térmicas se mantuvieron fueron muy elevadas, se mantuvieron entre los 35 y 40° superando ampliamente los parámetros normales del mes. La ola de calor se extendió durante 16 días en la región. La cantidad de horas por encima de los 30°C fue récord: 175 a 275 horas. El cultivo desplegaba su quinta hoja. Mantenía bajos requerimientos de agua y no se perciban síntomas de deficiencia hídrica a pesar del estrés calórico. A las fallas del control de malezas tolerantes se le sumaba un nuevo actor en el escenario: bolillera.

ENERO 'Y siguió el calor...'

El 2014 se festejaba con acumulados de lluvias de 60 mm en promedio pero con un calor agobiante. El noroeste de Buenos Aires no recibió lluvias y fue un presagio de que sería una de las zonas mas comprometida por la seca. En la región, la oleaginosa todavía transitaba la floración, que si bien no se trata de un estadio crítico, las temperaturas extremas provocaron aborto de flores y acortamiento de entrenudos.

Entre el jueves 9 y el miércoles 15, en el noroeste de Buenos Aires y sur este santafesino, se desarrollaron lluvias dispersas y localizadas con montos promedio de 40 mm. En el resto de la región núcleo el milimetraje fue ínfimo o nulo. Esto marcó una diferencia de la condición fisiológica del cultivo en los lugares favorecidos por el agua.

Trips, arañuelas, bolillera, medidora, malezas 'de todos los gustos' y estrés termohídrico fue un combo explosivo para el cultivo de soja. El bajo o nulo nivel de precipitaciones y las temperaturas extremas a mediados de enero comenzaba a señalar sectores acuciantes con marcados síntomas de estrés termohídrico. Las reservas de agua en suelo estaban al límite cuando el cultivo a ingresaba a la etapa de formación de vainas. Mientras tanto la soja de segunda época entraba en floración si cerrar el entresurco.

El titular del 23 de enero anunciaba 'Tiempo de descuento para la soja y baja expectativa de rinde en maíz'. Sin prácticamente lluvias, el panorama comienza a ser desalentador para la oleaginosa en una etapa decisiva de rendimiento. Se desarrollaron algunas lluvias dispersas y localizadas sobre dos franjas de la región núcleo, una sobre el norte de la provincia de Buenos Aires y otra sobre el centro este de Córdoba. A partir del 24 llega el alivio, las lluvias comenzaron a ser más generalizadas pero los acumulados más destacables cargan sobre el noreste bonaerense.

FEBRERO 'Llega el agua con todo'

El 3 de febrero la notica 'Lluvia feroz: más de 300 mm en dos días' sorprendió a la región. Lluvias muy convectivas se habían concentrado en el noreste bonaerense y sur de Santa Fe, dejando en apenas 48 horas los acumulados pluviométricos que podían esperarse en dos meses. La continuidad de las descomunales tormentas deja en el lapso de siete días acumulados en la región por encima de lo que suele llover en todo el mes. Hay grandes áreas que incluso recibieron más del triple mensual. El noreste bonaerense, la zona más afectada por este evento, totalizó en siete días 400 mm. Allí los problemas de escurrimiento y anegamientos en las áreas bajas se agravaron. Hubo pérdidas de áreas por asfixia y podredumbres. A pesar de estos problemas, la llegada de las tan ansiadas lluvias renovó las esperanzas. Los cuadros de soja de segunda que a fin de enero comenzaban a perderse, recuperaron su estado rápidamente. En soja de primera, las zonas donde las precipitaciones fueron más moderadas volvían tener expectativas de lograr buenos rindes en soja. En lotes altos se empezó a prever productividades de 28 a 43 qq/ha. Pero junto con las lluvias se disparó la problemática de los hongos. La falta de piso y las condiciones inestables ahora impedían llevar a cabo los controles de enfermedades de cercóspora y septoria en estadios que eran críti cos para el cultivo (R4-R5).

MARZO: 'Ahora que pare de llover'

Aunque la inestabilidad climática continuaba presente los montos de lluvia se apaciguaron. Las enfermedades de fin de ciclo avanzaron a un ritmo muy bajo contra todos los pronósticos y cesaron los tratamientos. Tampoco las chinches resultaron un problema grave en la campaña. Pero el inicio de la cosecha no reflejaba las expectativas que había de rindes. Muchas zonas esperaban alcanzar promedios 38 qq/ha de promedio y puntualmente superar los 50 qq/ha. Pero el avance de recolección a fin de mes era casi del 20% y revelaba que la campaña no era cómo se preveía. En la provincia de Buenos Aires, al este de la ruta 8, continuaban las complicaciones por los excesos hídricos. La soja de segunda se mostraba excepcional, 'hasta mejor que la de primera' comentaban los ingenieros del área. En cuanto a plagas y enfermedades, los controles ya realizados y las bajas temperaturas neutralizaron los problemas detectados.

ABRIL: 'La verdad de los rindes'

La cosecha se realizó de manera intermitente por las condiciones climáticas inestables. Las expectativas de rindes fueron bajando en el transcurso del mes mientras proseguía la trilla. Los grupos de ciclo corto no expresaron su potencial de rendimiento (30 qq/ha) mientras que los ciclos más largos lograron mejores resultados pero fueron inferiores a lo previsto. Finalmente, la consolidación de rindes inferiores en soja de primera en la región núcleo dejó a la campaña 2013/14 con una productividad unitaria un 10% por debajo de la 2012/13 con 33 qq/ha, 5 menos que el ciclo anterior. En resultados, se destacó el sector del este cordobés. Sus suelos más livianos sortearon los anegamientos de las excesivas lluvias, además que recibió lluvias puntuales en enero. Por el contrario, la zona más damnificada fueron los departamentos bonaerenses de San Nicolás, Ramallo, Pergamino y parte de Constitución en Santa Fe que recibieron 900 mm en los primeros 100 días del año. Sus rindes de soja de primera cayeron significativamente respecto de los promedios que se esperaban y se encuentran en el rango de 24 a 29 qq/ha. 'Hay muchos lotes con el potencial de 45 quintales, que por estar anegados, están sacando sólo 20 qq/ha' lamentaban los ingenieros de Acevedo. Las labores de recolección fueron muy complicadas en toda la región por la intransitabilidad de los caminos rurales. La buena noticia fue la soja de segunda siembra que superó en 6 quintales el promedio de las últimas 6 campañas, obteniendo 29 qq/ha como media regional.

MAYO: 'Buenos rindes a pesar de todo'

En la mayor parte de la región núcleo la cosecha de soja de primera finalizaba. En el último tramo de la recolección de los ciclos largos, los rindes del este de Córdoba y el sur de Santa Fe mejoraron, subiendo levemente el promedio regional hasta los 33,5 qq/ha. Este promedio se construyo con un amplio rango de datos que varían según la zona en cuestión. El este cordobés quedó por encima de su media zonal en 2 y hasta 5 quintales. El noroeste bonaerense seguía retrasado por las lluvias y lloviznas de fin de abril y las de los primeros días de mayo que volvían a interrumpir la recolección. La falta de piso mantenía al 15% de la soja del norte de Buenos Aires en pie y lo recolectado hasta el momento marcaba una media de 28 qq/ha.

Destacadísimo resultados obtuvo la soja de segunda: rindió 29,5 qq/ha como promedio de la región.

Balance final de la campaña:

El racconto de esta breve historia de la soja muestra que la oleaginosa sufrió todo tipo de inclemencias tanto climáticas como bióticas. Estuvo sometida a dos escenarios climáticos opuestos, hasta la primera mitad de su ontogenia sufrió la falta de agua y las olas de calor pero luego fue un nivel de lluvias que no tiene precedentes en el trimestre febrero-marzo-abril. A pesar de ello, los rindes se mantuvieron en rangos normales a buenos. La complejidad biológica aumentó la frecuencia de las aplicaciones profundizando el cambio en la estructura de costos. El riesgo productivo asumido en esta campaña ha sido muy fuerte y los márgenes se estrecharon respecto a otros años, y se prevé un duro año de negociaciones de arrendamientos.