Finaliza una semana en la que se vivieron jornadas de elevada volatilidad descontando la creciente preocupación sobre un elevado número de países que continúan coqueteando con el default, entre los que se encuentran economías hasta hace poco tiempo aparentemente robustas. Un panorama financiero cada vez más sombrío en el viejo continente sumado a las dilataciones en Estados Unidos en las negociaciones por el nivel de endeudamiento, ungieron a los mercados en nuevas jornadas de pánicos.

La falta de acuerdo de los miembros de la unión Europea para celebrar finalmente la reunión prevista para este viernes con el fin de avanzar con el rescate a Grecia se suma a la decisión de la calificadora de riesgo Fitch de recortar la nota de Grecia a "CCC" desde B+, dejándolo a un sólo escalón del default. La calificadora señaló que existe una posibilidad real de que el país caiga en default ante la falta de un programa de financiamiento sustentable. Por otro lado, el rendimiento de los bonos españoles continúa elevándose alcanzando un diferencial con los bonos alemanas por encima de los 340 pb. La única noticia que podríamos rescatar del viejo continente y que permitió aliviar parcialmente los ánimos fue la aprobación por parte del Senado del plan de austeridad italiano.

En cuanto a Estados Unidos, las anteriormente comentadas demoras en las negociaciones por el nivel de endeudamiento revisten un nivel de importancia no menor; durante la semana la calificadora S&P sostuvo que existe un 50% de probabilidad de que rebaje la calificación crediticia "AAA" de Estados Unidos si no se logra un pronto acuerdo; hizo lo propio la agencia Moody's. Cuatro años atrás esta última agencia ya había advertido una posible revisión de la nota estadounidense, donde sostenía que si no comenzaba a controlar su déficit, la calificación soberana podría ser revisada. Esta advertencia fue anterior a la explosión de la crisis mundial y, como es sabido, las debilidades que observaba la agencia en aquel momento se han ido intensificando. Sin embargo, está claro que conociendo los desastrosos efectos que podría causar si esto ocurre, con grandes tenencias de potencias de bonos de ese país, es lógico que a las agencias les tiembla bastante más el pulso que al revisar calificaciones como Grecia, Portugal, etc.

No acompañaron tampoco los datos macros publicados durante la semana. El que más desilusionó fue el de la encuesta Manufacturera de Nueva York. A su vez, se publicaron los números de inflación minorista. El IPC mostró en junio una caída de 0,2%, frente a un pronóstico de -0,1% y contra un crecimiento en mayo de 0,2%. La producción industrial de junio también arrojó datos negativos mientras que la confianza del consumidor estadounidense se desplomó en las primeras semanas de julio a su peor nivel desde marzo de 2009, principalmente debido a la crítica situación laboral.

Sin embargo, matizando el ánimo de los operadores algunos balances de empresas que comenzaron a fluir evitaron mayores pérdidas. Tras un débil inicio de la temporada de ganancias de compañías tecnológicas, se difundió un incremento del 36% de los ingresos del gigante Google que impulsaron un12% las acciones de la empresa y contagiaron al resto. El otro balance con gran repercusión en el mercado fue el de Citigroup. La entidad bancaria confirmó que durante el segundo trimestre del año, su ganancia aumentó un 22 %.

Ante este panorama, los principales índices bursátiles del mundo cerraron una semana en rojo. En Estados Unidos el Dow Jones y el Nasdaq recortaron un 1,49 % y 2,22% respectivamente; entre los principales índices de Europa el Cac 40 encabezó esta vez las pérdidas con un -4,78% mientras que en Asia el índice de Shangai fue el único que finalizó con ganancias del 0,8% mientras que el Nikkei acumuló pérdidas semanales del 1,67%.

En nuestra región, no ajena a las preocupaciones internaciones, el Ibovespa de Brasil recortó un 3,11% mientras que nuestro principal índice accionario, el Merval, cayó un 4,3% donde todos los papeles que lo incluyen cayeron semanalmente, encabezando la lista Transener con pérdidas del 8,61%.