Indicadores climáticos


Lo que viene, el pronóstico para la semana próxima en la región núcleo

Tiempo muy inestable

Lluvias y tormentas de variada intensidad se irán desarrollando en los próximos 4 días. El sábado 30 se esperan los eventos más importantes.

Luego de siete días de calor y viento norte que fomentaron el ingreso de humedad en las capas bajas de la atmósfera, se han generado condiciones de tiempo muy inestable sobre gran parte de la porción central del país. Esto provocará al desarrollo de lluvias y tormentas de variada intensidad que se irán desarrollando a lo largo del periodo. Durante los próximos cuatro días se esperan lluvias y tormentas sobre la zona GEA, que se potenciarán el día sábado, momento en el que podrían darse los eventos más importantes. Luego la situación seguirá siendo inestable y todavía se prevé que se desarrollen precipitaciones de variada intensidad, pero las mismas comenzarán a ser cada vez más aisladas.

Será una semana en la que se observará un cambio importante en las marcas térmicas. Se registrará un marcado descenso en toda la región GEA, producto de las lluvias y la rotación del viento al sector sur. El descenso esperado será temporario y estará muy influenciado por los momentos de inestabilidad. De todas maneras, las temperaturas serán mucho más bajas que la semana pasada.

Se espera una semana con gran cobertura nubosa debido a la continuidad de las condiciones de tiempo inestable. Esta situación  mantendrá registros térmicos moderados sin permitir grandes ascensos.

La circulación del viento será variable. Habrá importante presencia del sector este pero, irá rotando entre noreste y sudeste con moderada intensidad.

La humedad será uno de los factores más importantes, especialmente durante la primera parte de la semana, facilitando el registro de precipitaciones sobre casi toda la región GEA.

Lo que pasó con el clima en la última semana en la región núcleo

Lluvias puntuales para muy pocos 

Fueron muy erráticas sobre la región GEA y dejaron sectores que transitaron la semana sin precipitaciones.

Los datos más destacados se concentraron al norte de la región, como el caso de Pozo del Molle, en Córdoba, que totalizó 47,2 mm a lo largo de la semana. También se destacan las localidades de Zavalla y Bigand, en Santa Fe, con registros de 42 mm y 40 mm respectivamente.

En cuanto a las marcas térmicas, se observaron registros muy elevados, superiores a los parámetros normales para la época del año. Los valores máximos estuvieron en el rango entre 36ºC y 38ºC, muy superiores a los de la semana pasada. El dato más destacado fue el de la localidad de Idiazabal, en Córdoba, con un registro de 39,8ºC.

Las mínimas también fueron muy superiores a las del periodo anterior y más elevadas que los promedios normales estacionales, con marcas entre 16 y 18ºC. El valor más bajo se midió en la localidad de Villegas, Buenos Aires, con 15,4ºC.

Con este panorama, se puede observar que la situación sigue siendo muy dispar. Al registrarse lluvias aisladas, las condiciones hídricas mejoraron de manera localizada, dejando al resto de la región con características mucho más secas. Las elevadas temperaturas de la época del año mantienen una importante tasa de evaporación, lo que impacta en la zona de manera muy negativa. Todavía se necesitan precipitaciones importantes para lograr características hídricas óptimas. La mayor parte de GEA, muestra condiciones de humedad escasa, con algunos focos que mantienen características de sequía y algunos sectores con características regulares. Analizando la perspectiva para los próximos 15 días, el requerimiento hídrico sigue siendo notable en toda la región GEA. Para alcanzar condiciones óptimas, los acumulados requeridos oscilan entre 100 y 120 mm a lo largo de las próximas dos semanas, salvo sectores muy puntuales en los que la necesidad hídrica cae a 80 mm.

 

 

Extensión GEA: O de Córdoba, N de Santa Fe, Santiago del E. y Chaco

Si los modelos se validan, puede haber una gran oportunidad para la región central

La cuarta semana de enero fue protagonista de la primera ola de calor del 2021, definida por la sucesión de días con temperaturas mínimas por encima de los 22ºC y máximas superiores a los 32ºC.

El pulso de calor causó preocupación generalizada por su potencial efecto negativo en la salud de la población, a tal punto que por primera vez el SMN emitió un alerta violeta.

Pero el mayor impacto del evento lo sufrieron los cultivos implantados en un momento clave para la producción granaria Argentina.

Considerando los parámetros medidos por las estaciones meteorológicas automáticas de la red GEA se calculó que por cada día de la ola de calor los suelos del área núcleo transfirieron a la atmósfera, en forma de vapor de agua, entre 7 y 8 milímetros.

Aproximadamente, 30 milímetros se perdieron hasta la llegada de las lluvias del día martes 26. Los pronósticos indicaban lluvias significativas y generalizadas pero finalmente solo cumplieron con las expectativas desde el centro hacia el norte del país.

Buenos Aires, La Pampa, el sur de Córdoba y de Santa Fe recibieron acumulados por debajo de los 10 milímetros. Prácticamente, solo recuperaron el equivalente al agua perdida durante uno de los días del pulso cálido.

Los desarrollos fueron mucho más efectivos desde el centro de Córdoba y Santa Fe hasta el noreste del país, donde los registros promediaron valores entre 40 y 80 milímetros.

El litoral argentino fue la región más beneficiada, capitalizando la mayor humedad proveniente del sur de Brasil. Las tormentas también fueron intensas durante los últimos siete días: Oberá en Misiones y Resistencia en Chaco marcaron los valores extremos con 212 y 130 milímetros respectivamente.

El impacto del escenario descripto tuvo consecuencias directas sobre el estado de las reservas de agua en el suelo. La ola de calor sumada a la distribución dispar de las lluvias prácticamente dividió a la mitad el país.

Del centro al norte argentino las condiciones hídricas no solo mantuvieron la recuperación alcanzada durante la primera quincena sino que han mejorado incluyendo algún exceso en el centro de Santa Fe.

Muy distinto es el panorama desde el centro hacia el sur de nuestra región de interés. Las pérdidas por evapotranspiración consumieron prácticamente la totalidad del agua recibida entre el 14 y el 15 de enero, sin que los escasos registros de las últimas lluvias pudieran reponerla al menos en parte.

El resultado es una situación hídrica altamente comprometida para los cultivos de la región núcleo. Dado que el mapa considera los requerimientos de una pradera permanente, que son los más elevados, la disponibilidad real para los cultivos de maíz y soja puede ser un poco mejor, pero siempre dentro del rango de escasez a regular. La necesidad de nuevas lluvias es imperiosa para mitiguen el estrés hídrico que están soportando las siembras tempranas de soja y maíz.            

Los pronósticos de corto plazo indican un alto grado de inestabilidad durante los próximos días, con la probabilidad de lluvias y tormentas puntualmente intensas. Si los modelos se validan estaríamos ante la posibilidad de recuperar la humedad perdida durante la ola de calor y alcanzar una provisión de agua que mantenga los cultivos dentro de un rango de humedad satisfactorio.