Commodities

El trigo nuevo insinúa un despegue en el recinto

Guillermo Rossi

Los precios internacionales del cereal han mantenido una baja volatilidad en las últimas semanas, logrando eludir la presión estacional del avance de la cosecha en Europa y las regiones productoras de Ucrania y Rusia gracias a la reciente fortaleza de las cotizaciones del maíz. La considerable recomposición de la oferta global está enfrentando un consumo creciente, que dificultará el objetivo de incrementar las existencias.

La cosecha de invierno ha finalizado en Estados Unidos con rindes promedio cercanos a 28 qq/ha en las más de 13 millones de hectáreas destinadas al cultivo, mientras que el avance de la trilla del cereal de primavera llegaba el último fin de semana a un quinto de la superficie proyectada. Esta variedad ocupó unas 4,8 millones de hectáreas, que se suman a otras 600.000 hectáreas destinadas a trigo candeal. En su último reporte mensual, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estimó ambas cosechas en 12,9 y 1,6 millones de toneladas, respectivamente.

La demanda en el país del Norte permanece relativamente firme, sosteniendo los precios. Los compromisos de exportación acumulan 14,6 millones de toneladas desde principios de junio y superan en 40% a los registros promedio para el mismo período de los últimos cuatro años. Asimismo, el consumo interno -principalmente, de la industria molinera- mantiene firmes sus valores ofrecidos en los estados de Kansas, Texas y Oklahoma, con sólidas bases sobre los contratos de trigo duro de Chicago.

En tanto, el panorama climático de Estados Unidos de cara al inicio de la siembra brinda algunas señales positivas. La sequía que continúa afectando a las regiones productoras del centro y sur ha cedido levemente en las últimas semanas, favoreciendo las condiciones para la implantación en los estados de Kansas, Nebraska, Colorado, Texas y Oklahoma. Habitualmente, los trabajos comienzan en la primera quincena de septiembre, aunque se especula con una demora a la espera de mejores condiciones de humedad.

En el resto del mundo, la mayoría de las noticias son alentadoras desde el punto de vista de la oferta. La cosecha canadiense apunta a alcanzar un máximo de los últimos 22 años, superando las 30,5 millones de toneladas, mientras que diversas firmas privadas estiman la producción de Francia en 37 millones, la marca más elevada desde 2004. Por su parte, en Australia -donde la trilla comenzará en octubre- se considera factible una campaña de 25,5 millones de toneladas. Las lluvias del último mes en el país oceánico han potenciado las perspectivas, fundamentalmente en las regiones productoras del oeste, en las que se espera un repunte en la oferta superior al 25% respecto del año pasado.

Estas evidencias, sumadas a los cuantiosos saldos exportables de Ucrania y Kazajstán que pronto se volcarán al comercio desde las terminales del Mar Negro, hacen pensar que los países importadores -entre los que este año se destacará China, entre otras naciones asiáticas- contarán con flujos regulares de mercadería a precios más bajos que los del año pasado.

En tanto, el mercado internacional no parece mirar con entusiasmo el panorama de Argentina, pese a que los cultivos se desarrollan en un marco general de buenas condiciones. La recuperación del área sembrada quedó lejos de las expectativas y si bien se espera una mayor cosecha, el saldo exportable no se incrementará considerablemente debido a la expectativa de un consumo doméstico creciente y la necesidad de reconstituir los delgados stocks.

De hecho, es probable que nuestro país no recupere por varios años el desempeño exportador observado en 2012, con casi 11 millones de toneladas embarcadas de grano y otras 900.000 como harina. Según datos del INDEC, el ingreso de divisas por ventas externas de trigo durante el año pasado superó los u$s 3.000 millones, mientras que otros u$s 355 millones llegaron al país por ventas de harina. En los primeros siete meses de este año en dichos conceptos se acumularon saldos de u$s 783 y 59 millones, respectivamente, sin perspectivas de experimentar mayores sobresaltos durante los próximos meses.

Los cultivos se encuentran en un estado relativamente satisfactorio, pese a que los registros de precipitaciones acumuladas durante agosto son deficitarios en comparación con los niveles históricos. La única zona que ha mantenido un patrón de lluvias cercano a la media usual es el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Dado que no se avizora un escenario de abundantes precipitaciones durante las próximas semanas, hay que tomar con cautela las proyecciones de producción, teniendo en cuenta que la llegada del período de floración aumentará la demanda de agua.

Si bien la evolución de las áreas implantadas es bastante heterogénea, al sur la mayoría de la superficie transita por la etapa de macollaje,   mientras que en las provincias del norte los cultivos muestran una evolución más avanzada. Las condiciones son razonablemente buenas en casi dos tercios del total nacional, aunque habrá que monitorear la oferta de agua de las próximas semanas.

Los valores FOB en puertos argentinos han experimentado una pequeña mejora en los últimos días, situación que se trasladó a los precios del mercado interno a través de una mayor capacidad de pago de la exportación. Al quebrar la barrera de los u$s 200/ton, el trigo en condiciones Cámara con entrega en diciembre en la zona de Rosario despertó atractivo para los vendedores, aunque el grueso de la oferta aguarda la llegada del mercado a cifras más elevadas.

El nivel de coberturas sigue muy por debajo de los volúmenes registrados a la misma altura del año pasado, cuando ya se había acordado la entrega de 2,8 millones de toneladas. De hecho, en el mercado a término de Buenos Aires los futuros con vencimiento en enero han sufrido una caída interanual del 19% en el interés abierto.

En el recinto de esta Bolsa es probable que se hayan concertado operaciones por unas 50.000 toneladas a lo largo de la semana. Los exportadores se encuentran dispuestos a mejorar los precios en operaciones que involucran condiciones puntuales de calidad, aunque no se escuchan ofrecimientos concretos. En el segmento de trigo con elevada proteína y peso hectolítrico se percibe mucha cautela tanto de los compradores como de los vendedores, debido al todavía incierto resultado de la cosecha. El antecedente de la enorme cantidad de contratos anulados en la última campaña -algunos de los cuales debieron compensarse con soja- es un factor que desalienta la realización de acuerdos.