Economía

Mercados sacudidos por los acontecimientos en la isla asiática


Los lamentables acontecimientos que acecharon al castigado Japón tras el terremoto y posterior tsunami que originaron la pérdida de numerosas vidas humanas y la destrucción de ciudades enteras, sumada la incertidumbre en torno a la crisis nuclear, sembraron pánico en los mercados de capitales. Se registraron pérdidas generalizadas en los principales índices bursátiles lideradas por el Nikkei, uno de los índices más influyentes del mundo que luego de caer un 19% entre las dos primeras jornadas de la semana logró recuperarse en parte cerrando con un recorte acumulado del 11,4%.

La mayor repercusión se produjo en la cresta de incertidumbre en torno al desenlace de las emisiones de radioactividad provenientes de la central nuclear de Fukushima cuyos potenciales daños eran (y son) imprevisibles. Finalmente, la situación en la central nuclear se fue estabilizando con el correr de los días dando a los mercados un respiro y permitiendo las repercusiones alcistas del "cese de fuego" anunciado por el gobierno Libio tras la aprobación de la resolución de la ONU sobre un paquete de medidas, entre las que se destaca la imposición de una zona de exclusión aérea sobre Libia y las mejores perspectivas de la economía de Estados Unidos presentadas por la Reserva Federal de ese país.

De todas formas, a pesar de que los ánimos se fueron apaciguando sobre el cierre de la semana, las incertidumbre todavía bulle, y no es para menos si tenemos en cuenta el cimbronazo que recibió la tercer (segunda hasta hace muy poco) economía del mundo en medio de una situación de fragilidad que todavía mantenía ese país. Y es que las repercusiones económicas podrían alcanzar no sólo a Japón sino también al resto del mundo, principalmente a sus socios comerciales, luego de los cierres provisionales de importantes industrias, los paros de las centrales eléctricas y petroleras y el cierre de algunos puertos marítimos principales. Si bien la economía japonés mantiene un relativamente bajo índice de apertura comercial (IAC) (para el 2009 fue del 22,3% mientras que en América Latina el promedio actual es del 64% y en Argentina es del 40% aprox.) la elevada participación del PBI nipón sobre el PBI mundial hace que la participación relativa de las exportaciones e importaciones japonesas sobre el comercio mundial sean de gran significancia. Quienes más podrían verse afectados serían aquellos países exportadores a Japón, entre los que se encuentran China (18,8%) la Unión Europea (10,4%) y Estados Unidos (10,2%) que incluso son los mismos que aparecen en el podio de importadores de productos Japoneses: Estados Unidos (22,5%), UE (14,5%) y China (14,3%) y. Otros países que se podrían ver afectados son aquellos que tengan mayor volumen de inversión en el país nipón. Básicamente se trata de los países recientemente nombrados exceptuando China. Las inversiones de los países desarrollados presentan la mayoría de las inversiones extranjeras directas (IED) en Japón (70% en el 2003), entre los que se destaca fundamentalmente Estados Unidos y la Unión Europea.

En la región latinoamericana el principal vínculo comercial de Japón es con Brasil, cuyas exportaciones al país asiático ascendieron en el 2010 a 9.875 millones de dólares, siendo que Chile exportó por 7.541 millones y Perú por 2.100 millones; mientras que Argentina, que mantiene déficit comercial con Japón, exportó 858 millones (1,2% del total de exportaciones) contra importaciones por 1.191 millones, un 2% del total.

El pánico ante el potencial daño que la delicada situación en Japón podría tener sobre la economía mundial llevó a los índices de Wall Street a registrar pérdidas acumuladas semanales de 1,95%, 1,57%, 3,5% para el S&P500, el Dow Jones y el Nasdaq respectivamente.

Además de los mercados de capitales, los mercados energéticos y cambiarios se vieron especialmente afectados.

El petróleo recibió un primer y fuerte impacto bajista por la previsible menor demanda de la producción de Japón, tercer consumidor del oro negro, aunque revirtió tendencia sobre el jueves tras el creciente conflicto en Oriente Medio.

En el mercado cambiario, el yen tuvo (ante una primer mirada) un comportamiento extraño, ya que subió impulsado por la demanda de la moneda japonesa de los ciudadanos que buscaban estar líquidos para prepararse ante cualquier acontecimiento y que llevó al Banco de Japón y a los Bancos Centrales de Estados Unidos y Europa comprar miles de millones de dólares para restringir el alza del yen.

En el mercado local, el índice Merval retrocedió un 3,8% semanal mientras que, tras la salida de inversores ante el creciente temor por la situación global el riesgo país trepó a niveles máximos a los que no se arribaba desde el pasado mes de octubre.