Commodities

Mínimo de dos años y medio para el maíz en dólares

Emilce Terré

Los precios del maíz continúan en una racha negativa: el cierre fue bajista en el segmento disponible tanto en la plaza local como en el mercado externo de referencia, mientras que los valores esperados para la próxima cosecha no detienen su baja, encendiendo una luz de alerta para el lugar que ocupe el maíz en los planteos productivos de nuestro país.

En este contexto, la campaña maicera se ve empañada desde varios frentes: a la caída de precios se le suman los aumentos de costos, restricciones crediticias y excesos de humedad se han combinado, exacerbando la necesidad de un cuidadoso diseño de la estrategia comercial.

En relación a los precios, la posición más cercana de maíz en el mercado de Chicago cotiza a su nivel más bajo de los últimos cuatro años. Las condiciones meteorológicas prácticamente ideales para el desarrollo del cultivo en el cinturón maicero norteamericano, cuando el 15% del cultivo ya ha ingresado en su etapa crítica de definición de rindes, permiten ilusionarse con una cosecha récord que logre reponer el nivel de stocks.

Además, el esperado informe mensual del USDA dado a conocer en la semana ratificó la previsión de una oferta relativamente más holgada del cereal, dando lugar a una recomposición de stocks. En Estados Unidos, si bien el área cosechada registraría una merma respecto a lo que se preveía los rindes récord y mayor carry in darían lugar a una suba de la oferta. Del lado de la demanda, se proyecta un menor uso del cereal como alimento forrajero en favor de granos alternativos como el sorgo. Así, la combinación de más oferta y menos demanda redundó en una suba en el nivel de inventarios previstos al cierre del año comercial 2014/15 en Norteamérica que, con 45,7 millones de toneladas, quedó por encima de los 45,1 millones promedio que descontaban los operadores agudizando la caída de precios al cierre de la semana.

En nuestro país, si bien los precios Cámara en pesos se encuentran un 17% por encima de lo registrado a la misma época del año anterior, valuados en dólares al tipo de cambio comprador del Banco Nación se observa que se han depreciado un 22% en el mismo lapso. Ello se ha combinado con un incremento por el lado de los costos, fundamentalmente en aquellos vinculados al valor de los combustibles y del dólar, con lo que cualquier previsión de margen de explotación se ha ajustado significativamente.

Por otro lado, fuentes consultadas destacaron algunas dificultades para el productor a la hora de acceder a un crédito favorable en pesos que minimice la exposición a variaciones cambiarias. El financiamiento con tarjeta en particular es uno de los segmentos que más preocupan, ya que sin actualizarse los montos y devaluación mediante, éstos han quedado descalzados en relación a las necesidades de la actividad.

Finalmente, continúa mostrándose un retraso en las labores de cosecha en nuestro país. Según estimaciones de GEA, éste sería a nivel país el 30% respecto al año anterior ya que el progreso actual alcanza apenas el 63% del área de intención. Las trilladoras aguardan principalmente que se seque el maíz tardío (la humedad puede alcanzar el 18%, cuando la tolerancia es de 14,5%) pese a que en el afán de cumplir con sus obligaciones comerciales algunos están aceptando la recepción de mercadería que no cubre tales estándares. De cualquier modo, el rinde promedio en la región se ha estabilizado alrededor de los 85 quintales por hectárea, comparados con los 75 quintales de la variedad de primera.

Si bien desde el punto de vista productivo optar por hacer maíz de segunda ha probado ser una buena estrategia, desde el punto de vista comercial surgen problemas: julio arrancó con valores disponibles de referencia de u$s 130/ton, casi treinta dólares por debajo de los que se conseguían a inicios de abril.

Los valores actuales resultan insuficientes para motivar ventas por parte de los productores. A la espera de una recuperación, puede presuponerse que se irá vendiendo el grano a medida que las necesidades financieras lo requieran. Sin embargo, ¿se puede ser optimista respecto a una recuperación de los precios en el corto plazo?

Podría suceder que a medida que el maíz atraviese su fase crítica de definición de rindes en Norteamérica entre mediados y fines de julio, si las condiciones climáticas no se condicen con las buenas expectativas iniciales los valores negociados repunten. Cabe recordar en este sentido que siempre el mercado climático imprime volatilidad a los precios. Caso contrario, el balance que presentó el USDA apunta a cuestiones más estructurales en relación a la mayor holgura de la oferta global respecto del nivel de demanda que, ceteris paribus , justifica la merma de precios. Así, se erosionan los fundamentos que podrían apuntalar los precios del maíz hasta los niveles que el mismo mostraba hace tiempo atrás.