Economía

Sobre la reciente baja del petróleo y su relación con los biocombustibles

Guillermo Rossi - Julio Calzada

En las últimas semanas se ha observado una fuerte caída en los precios del barril de petróleo en el plano internacional. Se trata de un producto que tiene un impacto directo sobre los mercados de los aceites vegetales, el biodiesel y el etanol; -y en definitiva- sobre los precios de la soja y el maíz. Siendo esta canasta de productos fundamental para la producción y las exportaciones agroindustriales argentinas, la caída en el crudo preocupa y mucho. De allí que sea importante entender que es lo que está sucediendo actualmente en este mercado y cuales son sus perspectivas futuras.

Contextualicemos el análisis de manera inicial, destacando algunas conclusiones que surgen de los dos últimos informes anuales de “Perspectivas agrícolas hacia el 2022/2023” emitidos conjuntamente por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). En dichos documentos la idea central que tienen estos organismos es que la producción agrícola y ganadera mundial en los próximos 10 años seguirá las siguientes tendencias:

a) Se prevé que en la próxima década la producción ganadera y de biocombustibles crezca a una tasa superior a la producción de granos.

b) Habrá cambios en la producción agrícola mundial, ya que crecerá la producción de semillas oleaginosas y cereales secundarios (maíz, sorgo, etc.), a los efectos de satisfacer una creciente demanda de piensos (alimentación animal) y biocombustibles; y a expensas de cultivos alimenticios básicos incluyendo el trigo y el arroz.

En biocombustibles, la OCDE-FAO espera que para el año 2023 la producción mundial de etanol llegue a 158 mil millones de litros. Hoy asciende a aproximadamente 100 mil millones de litros. La producción de biodiesel también aumentaría hacia el 2023: alcanzaría a 40 mil millones de litros. En la actualidad es de 25 mil millones de litros, aproximadamente. Como puede verse, hay indicios firmes que marcan un muy posible crecimiento de dichas producciones.

Según estos organismos internacionales, en el 2023 los biocombustibles utilizarán el 12%, 29% y 15% de la producción mundial de cereales secundarios, caña de azúcar y aceites vegetales, respectivamente. La OCDE-FAO sostiene que –en ese período- los precios de los biocombustibles subirán por las políticas que en todo el mundo promueven la demanda de etanol y biodiesel. Sin embargo, destaca que habrá mucha incertidumbre en la implementación de dichas normas legales y el ejemplo más reciente así lo confirma: el cierre del mercado europeo al biodiesel argentino, en una norma claramente proteccionista que afectó fuertemente nuestros intereses.

Pero el último informe de “Perspectivas Agrícolas hacia el 2023” de OCDE-FAO resalta una idea importante. Sostiene que en el período 2013-2023 el precio internacional del etanol subirá en línea con el del petróleo crudo, en tanto que el precio del biodiesel seguirá más de cerca la evolución del precio del aceite vegetal. Esto no implica que el mercado internacional del biodiesel no mire lo que suceda con el barril de petróleo. Lo que la OCDE-FAO quiere significar es que tendrá una mayor correlación con los precios del aceite de soja, colza, palma y girasol.

Ante la importancia crucial que tiene la evolución de los precios internacionales del petróleo, nos hacemos esta pregunta: ¿Qué esta sucediendo actualmente en el mercado mundial que ha generado esta fuerte baja en los precios del barril?

Las bajas observadas en el mercado de petróleo durante los últimos días responden tanto a fundamentos de oferta y demanda propios del sector energético como a cuestiones vinculadas con el funcionamiento de la economía global. Respecto de esto último, cabe mencionar que los mercados accionarios norteamericanos sufrieron una profunda liquidación que erosionó sus ganancias acumuladas en el año, al tiempo que el dólar muestra una apreciación superior al 6% frente a una canasta de monedas representativas en lo que va del 2014. Naturalmente, este movimiento está relacionado con el hecho de que la Reserva Federal tiene previsto finalizar este mes con su programa de compra de bonos –denominado QE III- que brindó un considerable estímulo a los mercados durante los últimos dos años.

Lo cierto es que el referencial Brent –el crudo del Mar del Norte- ha perdido más de un 28% desde junio, al tiempo que el petróleo suave norteamericano, extraído en la zona del Golfo de México, encontró un piso en la zona de los u$s 80 por barril, bien lejos de los u$s 107 que había alcanzado a mediados de junio de este año.

En Estados Unidos y Rusia la producción está aumentando aceleradamente, al tiempo que los principales miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) parecen estar más enfocados en defender su “market share” y mantener el ritmo de producción que en reducir esta última para apuntalar los precios. Durante los últimos años la cuota de la OPEP, que representa cerca de un tercio de la producción global, se mantuvo en línea con el objetivo de estabilizar el barril alrededor de los u$s 100.

Los miembros de este cartel se reunirán en Viena el próximo 27 de noviembre, pero no se esperan grandes novedades por la posición más dura que ha tomado Arabia Saudita, que representa cerca de un tercio de la OPEP, dispuesta a tolerar una caída de sus ingresos y aceptar precios bajos para no ceder su cuota en la oferta mundial. Naturalmente, esta postura podría allanar el camino a la obtención de mayores ingresos en el mediano y largo plazo, ya que un prolongado período de precios bajos frenaría inversiones en aguas profundas y en las formaciones no convencionales de Estados Unidos. Irán tampoco tendría una posición favorable al recorte en la producción.

Por el lado de la demanda, predominan los interrogantes. China encabezó el crecimiento del consumo durante los últimos años, pero diversos indicadores conocidos en los últimos días dan cuenta de la mayor fragilidad de su economía. Según indicó el martes la Agencia Internacional de Energía (AIE), los precios podrían extender su fuerte caída, puesto que la demanda crecerá mucho menos de lo previsto en 2015, en un marco de debilitamiento de la macro global. Por supuesto, no para todos se trata de malas noticias. La Unión Europea, por ejemplo, podría ahorrarse hasta 80.000 millones de dólares en importaciones de energía si los precios del petróleo se mantienen en niveles cercanos a los actuales, lo que daría cierto respiro a una región golpeada por la recesión en los últimos cinco años.

Dada la importancia del tema, en un próximo número del Informativo Semanal analizaremos la estructura del mercado mundial de energía, la matriz energética global, la producción mundial de energía por fuentes y la de gas y petróleo- convencional y no convencional. También evaluaremos las perspectivas futuras de estos mercados.