Economía

Grecia y el ajuste


El Plan de Ajuste aprobado por el Parlamento de Grecia ha dado lugar a los comentarios más diversos por parte de los analistas. Algunos, en desacuerdo con ese tipo de ajustes, recomiendan directamente seguir el ejemplo argentino de diez años atrás yendo al default. Así por ejemplo, el economista Paul Krugman sostiene en su blog que "el ejemplo de la Argentina sugiere que el default es una gran idea. Cuando (Argentina) actuó como un país 'serio' fue un desastre".

Es lamentable leer este tipo de recomendaciones y más si proviene de un Premio Nobel de economía. El recomendar actuar como un país 'no serio' es invalidar el mundo de la ética, del cual no se puede desprender la economía.

Naturalmente que la situación de Grecia es complicada, pero cuenta con el apoyo financiero de la Comunidad Europea y esto es un factor que no se puede dejar de lado. Como sugiere otro de los analistas, Grecia debe ir a una restructuración de la deuda. Como otros países de la zona del euro, Grecia vivió la 'fiesta' sin ajustarse. Ahora tiene que hacerlo. Atribuir la culpa al euro o a la convertibilidad, como ocurrió en nuestro país, es no analizar el problema en su magnitud. Los países componentes de la zona habían asumido el compromiso del equilibrio en sus cuentas fiscales. Si la Argentina pudo salir de la crisis no es como dice Krugman por el default, sino porque tuvo vientos muy favorables que le permitieron sortear los problemas.

Con respecto al endeudamiento público de los distintos países de la zona del euro, veamos lo que el Banco Central Europeo (BCE) publicó en su 'Boletín Mensual' del mes de abril del corriente año. Se parte de la deuda pública existente en 1999, cuando nació esa moneda, la del 2007, del 2009 y la previsión para el 2011 y el 2012.

En 1999 la deuda pública en el conjunto de los países era de 71,9% del Producto Interno Bruto (PIB). En ese año, los países más endeudados eran Bélgica con 113,7% e Italia con una cifra similar. Le seguía Grecia con el 94% y porcentajes menores para otros países.

En el 2007, previo a la crisis internacional, el conjunto de los países tenía una deuda pública de 66,1%. Grecia encabezaba la lista con 105,0% e Italia le seguía con 103,6%. Bélgica había disminuido su deuda a 84,2% y para el resto de los países el porcentaje era menor. Alemania, el país económicamente más poderoso de la zona, tenía una deuda pública de 64,9%, un 4% por arriba de la existente en el año 1999.

Posteriormente, el mundo vivió la crisis del 2008 y 2009, y la deuda pública de los países de la zona del euro se incrementó a 79,2%. El país que encabezaba la lista era Grecia con 126,8%, seguido de Italia con 116,0%, Bélgica con 96,2, Francia con 78,1% y Portugal con 76,1%.

La previsión para el corriente año (2011) es de 86,7% para el conjunto de los países. Grecia encabeza la lista con 150,2%, seguido de Italia con 120,2%, Irlanda con 107,0% y Bélgica con 100,5%. Portugal tiene una cifra que se estima en 88,8%.

Para el año próximo (2012) se estima que el conjunto de los países va a tener una deuda pública promedio de 88,0%. La lista estaría encabezada por Grecia con 156,0%, seguido por Italia con 119,9%, Irlanda con 114,3%, Bélgica con 102,1 y Portugal con 92,4%.

Recordemos que antes de la creación del euro se había fijado, por el Tratado de la Unión Europea, un umbral máximo de 60%, que muchos de los países no cumplen en estos momentos. Para la misma Alemania se prevé este año 75,9%. Otros países han cumplido con ese objetivo, en primer lugar Estonia con 9,5% y Luxemburgo con 19,6% para el corriente año.

Cuando se critica el sistema del euro hay que tener en cuenta el compromiso asumido por los países componentes en cuanto al cumplimiento de las restricciones para la implementación de dicha moneda entre las que figuraba una deuda que no debìa superar el 60% del PIB y otras restricciones en materia de inflación y déficit presupuestario.

Por otra parte, como muy bien dice Nassim Nicholas Taleb (autor del libro «El cisne negro» ), los problemas de Grecia son una amenaza trivial para el mundo, comparado con el fuerte dèficit del presupuesto estadounidense que llega a casi 1,5 billones de dòlares.