Commodities

El maíz y un panorama poco alentador

Guillermo Rossi

Si bien técnicamente el mercado climático norteamericano todavía no comenzó, los precios en Chicago aumentaron su volatilidad en los últimos días, siguiendo de cerca las condiciones en las que se desarrolla la campaña. La evolución de los maíces en el medio oeste es alentadora, pero intensas precipitaciones desde el fin de semana pasado han aumentado los riesgos de deterioro de los cultivos a pocas semanas del inicio del período crítico de determinación de rindes. Esto podría dar lugar a un abandono de superficie superior al promedio habitual, motivando cobertura de posiciones vendidas entre los fondos especulativos.

De todos modos, los vaivenes en los precios del maíz han sido más acotados que en la soja, resultado de la mayor disponibilidad de oferta en Estados Unidos y del estado fenológico del cereal, cuya siembra finalizó hace dos semanas y las plantas han prácticamente completado su emergencia. La implantación temprana podría asegurar buenos rendimientos si las condiciones climáticas son favorables en lo que resta de la campaña. Las reservas de humedad en los suelos son abundantes y la sequía que arrastraban las regiones productoras del sur prácticamente ha desaparecido con las lluvias récord de mayo.

Por el lado de la demanda, no se avizora mayor agresividad que pueda dar sostén a los precios. La producción de etanol cayó desde los máximos de la primera semana de junio y su futuro está atado en gran medida a la política de importación de residuos secos de destilería (DDGs) que siga China durante los próximos meses. El gigante asiático cuenta con abundantes stocks de maíz y granos forrajeros y buscará liquidar una buena de ellos antes del ingreso de la nueva cosecha, que se prevé en alza gracias al sostenimiento de los esquemas de precios remunerativos. La proyección del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) apunta a una campaña 2015/16 de 228 millones de toneladas, casi la cuarta parte del total mundial.

El ritmo de exportaciones desde el golfo de México sigue su marcha, aunque ralentizado por la mayor competitividad que empiezan a tener los orígenes sudamericanos en los meses centrales del año. Brasil no está exportando maíz en cantidades significativas pero lo hará con fuerza a partir de agosto, con perspectivas de superar desde entonces las tres millones de toneladas por mes hasta el final de año. Mientras tanto, en nuestro país el nivel de actividad en los puertos sigue siendo significativo y en las próximas semanas se espera el ingreso de los maíces tardíos, que dará lugar a un repunte de los embarques.

Desde marzo hasta el momento las exportaciones argentinas acumulan 6,5 millones de toneladas, esperándose alrededor de 15 millones de toneladas para toda la campaña 2014/15. La carga programada en terminales portuarias de todo el país durante las próximas tres semanas asciende a 1,7 millones de toneladas, con mayores compromisos en la agenda de los puertos para los meses de julio y agosto. La cosecha tardía de maíz nuevamente excede las expectativas iniciales -los rendimientos promedio en zona núcleo superan los 80 qq/ha- y los exportadores se muestran con capacidad de pago para originar en el mercado interno a valores razonables en comparación con otros orígenes del exterior. Esta situación era difícil de prever hace algún tiempo atrás, cuando los u$s 100/ton en el mercado doméstico aparecían como un nivel lo suficientemente bajo para desalentar completamente a la oferta.

No obstante, el desaliento de la oferta por la baja rentabilidad del cultivo se hará sentir el año que viene, en el que se prevé otra fuerte reducción de superficie en la zona núcleo, es decir, de la producción de maíz que se destina principalmente a los mercados mundiales. Dicha reducción se combinará con una caída en la utilización de tecnología y un predominio de planteos más conservadores. Si bien hay incentivos para sembrar tanto desde el punto de vista de las rotaciones como por las condiciones ambientales y las reservas de humedad en profundidad, los márgenes se han comprimido notablemente a los rendimientos promedio y las referencias de precio para la próxima campaña son de escaso atractivo. Los futuros con entrega en abril de 2016 han estado fluctuando alrededor de los u$s 120/ton durante las últimas semanas, valor a cual en amplias zonas del país se produce a pérdida.

En este contexto, surge la necesidad de replantear el escenario y modificar las variables que alejan al maíz de los planes de siembra de los productores. Con muy poco esfuerzo fiscal el panorama puede cambiar sustancialmente y hacer que el cultivo recupere competitividad frente a producciones alternativas. A un mes de la pre-campaña de las siembras tempranas de finales de agosto, el momento para introducir los cambios de política necesarios es cuanto antes. El beneficio en términos productivos y de sustentabilidad es enorme.