Commodities

En maíz, la normalidad está en el mercado externo

Patricia Bergero y Nicolás Ferrer

En el mercado concentrador de Rosario, al igual que en soja, el grueso de los compradores estuvo retirado sobre el final de la semana, a la espera de una resolución al conflicto de los aceiteros y que se pudiera cargar mercadería en buques, sistema impedido de funcionar normalmente por la varadura de un barco a la altura de San Pedro. Si se mira SIOGRANOS se advertirá que se negociaron unas 300.000 t de maíz en esta semana, un 72% menos que en la semana precedente.

En vista del volumen de negocios, los precios pierden dimensión. El saldo de la semana para el maíz en el mercado local ha sido negativo, dado que las ofertas por maíz disponible fueron disminuyendo -hasta ausentarse- desde los $1000 de la semana pasada a $970 la tonelada al promediar la semana. La exportación llevaba comprado 9,6 millones t de maíz al 13 de mayo, quedando por fijar precio a 4 millones t. El avance de ventas externas en esta semana fue moroso, con sólo 168 mil t autorizados con ROE Verde.

Cuando decimos que los precios pierden dimensión es porque al pararse la negociación, tiende a paralizarse la entrega. La entrega está vinculada al cobro de la mercadería. La falta de cobro en un día es una cosa, pero la falta de cobro en varios días se traslada en el quiebre de la cadena de pagos, problemas financieros para “todos” los integrantes de la cadena y aquellos sectores indirectamente involucrados. Si productores, acopiadores, etc. no cobran, no cobra el camionero, no cobra el proveedor de insumos, no se puede cancelar un cheque, no se puede pagar sueldos, etcétera, etcétera. El “efecto derrame” se hace mucho más evidente en estos casos.

En Chicago el maíz finaliza la semana a la baja, ubicándose de momento en los valores con los que supo cerrar el mes de abril.   Luego de haber recuperado parcialmente las pérdidas que venía registrando a lo largo de mayo, los futuros sobre maíz experimentaron una corrección en el mercado internacional en la medida en que se reafirman las expectativas de un gran cierre de campaña en Sudamérica y una abundante cosecha durante la segunda mitad del año en los Estados Unidos.

En lo que respecta al país del norte, el progreso de siembra se encuentra prácticamente una semana por delante de lo evidenciado en las últimas temporadas, por lo cual si el tiempo relativamente seco se mantiene a lo largo del fin de semana, podríamos esperar que las tareas se encuentren completadas en varios estados para el próximo informe semanal del USDA, el cual a su vez mostrará los primeros datos acerca de la condición del maíz de esta campaña.   El panorama climático, determinante a lo largo de esta semana para el trigo en la medida en que excesivas lluvias y heladas al norte de las planicies amenazaban con afectar al cereal, por momento pareció contagiarse al maíz, impulsando el cierre de posiciones vendidas a mediados de la semana. El clima resultó ser más clemente de lo esperado en la región maicera, lo cual sumado al aún temprano estado de maduración de los cultivos resultó en que los daños no pasen a mayores.

Por su parte, los diferentes organismos que llevan a cabo estimaciones de producción para la cosecha en progreso en el hemisferio sur de nuestro continente parecen no encontrar un límite al aumento de las cifras que deducen para esta campaña. El Ministerio de Agricultura elevó su cálculo de producción a 31 millones de toneladas con respecto a un valor previo de 30 millones, el cual resultaría según su último informe mensual en un crecimiento de las ventas al exterior, las cuales aun así dependen de la disponibilidad de cupos otorgados a los exportadores.   Agroconsult, consultora de origen brasileño, prevé una cosecha de más de 82 millones de toneladas en aquel país, habiendo elevado sus estimaciones con respecto a las publicadas en marzo en 2,7 millones.

Ante semejante abundancia del grano a nivel mundial, la demanda externa no logra establecerse como un factor que sostenga las cotizaciones. Si bien Estados Unidos registró un aumento de los compromisos al exterior de maíz de la pasada cosecha, las cuales para la semana anterior acumularon más de 800 mil toneladas,   la apreciación del dólar tras la publicación de un índice de precios al consumidor que registró incrementos mayores a los previstos dio por tierra cualquier expectativa de que allí se encuentra la respuesta a los crecientes inventarios.

Diversas circunstancias hacen improbable que sea el mercado norteamericano aquel en el que la producción pueda ser colocada. La industria del etanol, ya vapuleada por la menor competitividad que implican los bajos precios del petróleo, podría verse aún más comprometida de efectivizarse una medida que le pondría un techo al porcentaje del biocombustible que se exige a las refinadoras que incorporen en sus mezclas (actualmente del 10%). La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos aplicaría la disposición respondiendo a reclamos tanto de estas últimas como de la industria automotriz, quienes alegan dificultades técnicas para poder adaptarse a las exigencias del organismo. La persistente propagación del brote de gripe aviar que sufre la industria avícola norteamericana (el cual habría afectado a esta altura a casi 40 millones de aves) se establece como una preocupación adicional, habiendo impulsado a criadores de ciertas regiones del Medio Oeste a deshacerse de sus inventarios de forraje, si bien se minimiza el impacto que pueda tener a mediano plazo en el mercado de futuros debido a la rapidez con la que se podría reestablecer la población de aves una vez erradicada la epidemia.