Economía

Libertad y sistema de precios


Vamos a contraponer dos sistemas de organización económica y social que difieren en cuanto a la esencia del ser humano, que es la libertad.

Walter Eucken, economista germano que fuera uno de los luchadores contra el nazismo, en su obra "Cuestiones fundamentales de Economía Política" , mostró que sólo existen dos sistemas 'puros' de organización económica: a) el sistema de administración central y b) el sistema de mercado.

En el sistema de administración central, las preguntas sobre qué es lo que hay que producir, para quién, cómo, cuándo, en qué lugar, con quién, etc. son determinadas por un centro de planificación que se llama ministerio o gosplan, como ocurría en la ex-URSS. Las empresas y las personas se debían atener al cumplimiento riguroso del plan y como una manifestación de ello recordemos que en las granjas colectivas (koljoses) o estatales (soljoses) de aquel país los trabajadores rurales tenían un pasaporte que los fijaba a un determinado lugar. Si el trabajador quería trasladarse a otra región tenía que tener la autorización correspondiente, que no siempre se le otorgaba.

El mismo Eucken, en su trabajo "Sobre la teoría de la economía de administración centralizada: análisis del experimento alemán" (Económica, mayo de 1948), mostró que las economías de administración central necesitan basarse en un plan material para los distintos sectores (en dicho artículo analizó la industria del cuero en Alemania en la época del nazismo) prescindiendo de los 'valores', es decir de los precios. Como los artículos y servicios de una economía son decenas de millones, al no existir la unidad de medida monetaria con la que se puedan comparar los precios monetarios de los distintos bienes, no existen precios relativos y la producción se termina rigiendo por lo que determina un grupo de planificadores y no por lo que desea la gente.

Recordemos que la ex-URSS tenía alrededor de25 millones de artículos y servicios. Si en vez de esa cifra, el centro de planificación hubiera tratado de controlar los precios de sólo unos pocos miles de precios, la economista Lavigne estima que la mejor computadora tendría que haber iniciado sus cálculos en la edad de piedra hace 30.000 años.

La primera deducción que se puede sacar de los escritos de Eucken, es que países que estuvieron en guerra entre sí en 1941-1945, como fue la Alemania nazi y la URSS de Stalin, en el fondo organizaban la vida económica y social de la misma manera, a través de un sistema de administración central que restaba 'libertad' al individuo.

La contracara del mencionado sistema de administración central, es la economía de mercado y esta contraposición no es un simple tema de eficiencia económica sino que tiene un fundamento filosófico. El ser humano, por esencia, es un ser libre y la economía de mercado es la única que puede satisfacer esa necesidad íntima del individuo.

En las economías de mercado no hay un solo plan sino millones de planes elaborados por cada una de las empresas y consumidores. Esos millones de planes son coordinados por el sistema de precios. Este es un sistema de señales que responde, según la teoría subjetiva del valor, a las distintas apreciaciones de las personas. Sin la menor duda, el sistema de precios es el corazón de estas economías.

¿Pero que es un precio?

El precio es la relación de valor entre un artículo y otro que hace de unidad de cuenta, que es la moneda. Cuando decimos que un auto vale tantos pesos y que un trabajador cobra mensualmente determinada cantidad de pesos, estamos relacionando el mencionado bien y el servicio laboral con tantas unidades de moneda.

Pero cuando hablamos de relación de valor, ¿a qué valor nos estamos refiriendo?

Tenemos dos tipos de valor: a) el valor de uso, es decir, lo que vale un determinado bien para mí, la apreciación subjetiva que tenemos del mismo, y b) el valor de cambio, es decir qué vale un bien en relación a otro bien. De todas maneras, el valor de uso es primero y sirve de fundamento del valor de cambio.

Si relacionamos dos precios: el de un auto y el del servicio laboral o salario estamos en presencia de los llamados 'precios relativos'. En realidad, todo precio expresado en una determinada cantidad de moneda es un precio relativo, entre el valor que damos al bien en relación al valor que damos al dinero.

Pero no existen solo dos precios, el del auto y el salario, sino que existen millones y millones de bienes y servicios y, por lo tanto, millones y millones de precios. Y si los relacionamos, unos con otros, tenemos muchísimos más precios relativos.

Si en una economía hay 100 millones de artículos y servicios, habría 100 millones de precios monetarios, y si relacionamos cada uno de estos con los restantes 99.999.999 precios, tendríamos una cantidad de precios relativos tendiendo al infinito.

Los precios de los bienes y servicios responden a muchos factores, como los gustos, las apreciaciones subjetivas de la gente, la mayor o menor escasez, etc., por lo que van variando con el paso del tiempo. Algunos precios tienen una modificación lenta, otros, por el contrario, varían segundo a segundo, respondiendo a centenares de informaciones provenientes de distintos lugares del mundo (climáticas, políticas o de otro tipo). Pensar que los precios no varían con el transcurso del tiempo es pensar en una economía rígida, totalmente esclerosada, es decir una economía donde los precios no son señales de las cambiantes situaciones que se registran en la vida. De lo anterior se deduce que si quisiéramos manejar esos precios desde un Ministerio o cualquier organismo centralizado nos encontraríamos con una 'imposibilidad matemática'.

Los bienes que el ser humano intercambia existen en una variedad casi infinita, los hay materiales, como puede ser el carbón, el trigo, el petróleo, un auto o un inmueble, y los hay inmateriales, como es el conocimiento de una fórmula, una habilidad, un programa, etc. Algunos han surgido de la naturaleza, otros del esfuerzo humano y otros del solo "paso del tiempo" (un vino añejo, una pintura, un rastro arqueológico, etc.). El valor de esos bienes, materiales o inmateriales, depende de la apreciación subjetiva de la gente a través de una ley que se denomina Ley de la Utilidad Marginal. Esta ley se aplica a todos los bienes, materiales o inmateriales.

Pero entre los innumerables bienes que hemos mencionado hay uno que tiene características especiales: no es ni un bien de consumo ni un bien de capital sino un bien que sirve para el intercambio. Ese bien es la moneda.

Según la obra de Carl Menger "Principios de Economía" (1871) el dinero es un bien de uso generalizado, que la gente desea poseer para comprar otros bienes. Un discípulo de él, Ludwig von Mises, mostró en 1912, en su "Tratado del dinero y el crédito" , que el dinero también está sometido a la utilidad marginal decreciente. Integró de esta manera la teoría monetaria con la teoría del valor a través de su "teorema regresivo del dinero". Esta concepción unitaria de la teoría económica es fundamental para entender correctamente cual es el papel que juega la moneda y sus enfermedades.

La inflación de precios es una enfermedad que puede tener varias causas mediatas, pero tiene como causa inmediata a la emisión monetaria. Por supuesto que influyen cuestiones de morfología de mercados (monopolio, oligopolio, etc.), sicológicas, estructurales, etc, pero siempre se concretan a través del aumento en la cantidad de moneda o su velocidad de circulación.

¿Cuál es el principal daño que produce la inflación? El principal daño es la distorsión de los precios relativos de la economía. Esa distorsión lleva a la disminución del ahorro, a la baja de la inversión, a la fuga de capitales hacia otras monedas más estables, a la distorsión en la estructura productiva y finalmente a la crisis y al desempleo.

Para las diversas producciones, según determinadas características de su oferta y su demanda, se plasman distintas formas de mercado. Esto constituye un capítulo muy importante de la ciencia económica que se denomina Morfología de los Mercados. El mismo Eucken describió un tablero de 25 formas fundamentales que podían convertirse en 100 teniendo en cuenta que la oferta o la demanda pueden estar abiertas o cerradas. De esta manera, los estudios teóricos e históricos fueron plasmando distintas formas como la llamada competencia perfecta, el monopolio, el oligopolio, la competencia monopolística y formas intermedias como el oligopolio parcial o el monopolio parcial. En las distintas formas de mercado debe prevalecer el concepto de 'competencia'. Este concepto no debe mirarse como algo estático sino como 'un proceso creador'. Muchas veces se comete el error de creer que no existe competencia en un mercado oligopólico o en un mercado monopólico. Aún esta última forma enfrenta una competencia implícita con otros productos o con empresas de otras latitudes.

El mercado de granos es un mercado muy especial que se podría definir de la siguiente manera: concurrencia en la oferta y oligopolio parcial en la demanda. De todas maneras, a nadie se le escapa que es un mercado fuertemente competitivo, de los productores entre sí, de los acopios entre sí, de los exportadores y fábricas entre sí, y de la oferta con la demanda.

Afirmando más lo manifestado en el párrafo anterior, hay que tener en cuenta que a diferencia de otros mercados, en el mercado de granos están en funcionamiento desde hace muchos años mercados de futuros con sus contratos correspondientes. Esto amplía el horizonte de la competencia no sólo al 'hoy' sino al 'mañana', y entre el hoy y el mañana. En el mercado de granos los precios lejos de ser rígidos son fuertemente volátiles y eso es fruto de la competencia.

Pero para que esa competencia se mantenga es fundamental la existencia de las Bolsas ya que de no existir éstas la oferta se desmembraría y la demanda, mucho más concentrada, llevaría a una balcanización del mercado. A nadie se le escapa que todos los sectores deben buscar la eficiencia pero si no le agregamos una 'eficiencia sustentable' cometeríamos el error del cual nos habla el viejo dicho 'pan para hoy y hambre para mañana'.

La producción y la comercialización solo se efectivizan gracias a la actividad de todos los eslabones que integran la cadena de comercialización y que hacen posible que la mercadería llegue a las fábricas y a los puertos, como también si existen los ámbitos para que las transacciones comerciales se realicen. Esos eslabones se encadenan a través de la oferta y demanda, siendo el Corredor de Granos quién facilita con su actuación esa operatoria y el ámbito donde se realizan las transacciones son los pisos de las bolsas de cereales.

Los Corredores son el alma de las bolsas de cereales, de allí la importancia de su misión. Sin el funcionamiento de esas bolsas, el mercado de granos estaría balcanizado como lo están otras actividades relacionadas con distintas producciones agrícolas.

El tener Bolsas que publican los precios de los granos en forma diaria, información a la que puede acceder tanto un productor cercano como un productor que se encuentra a 1.000 kilómetros de distancia, es una de las grandes ventajas que hacen a la competitividad de nuestro país en este sector, permitiendo una mayor transparencia de los precios.

Se comenzó mostrando los fundamentos filosóficos que tiene el sistema de precios, como único garante de la libertad del ser humano. Y unido a ello, por añadidura, que sin precios libres no existe eficiencia económica. Pero para que la libertad no se desborde, es fundamental el control que ejerce la 'competencia'.

Este artículo se publicó con anterioridad en la Revista de la Bolsa de Comercio de Cereales de Entre Ríos y se han introducido modificaciones.