La evolución semanal de los índices bursátiles mundiales representó, una vez más, una fiel muestra del grado de volatilidad que están experimentando las plazas financieras. Si bien el panorama, tanto en Estados Unidos como en Europa, se vislumbra menos enredado, todavía perduran preocupaciones no disipadas. La desorientación con la que se están manejando los operadores quedó impregnada especialmente en las jornadas del martes y miércoles, en las cuales la Fed fue la protagonista, incluso desplazando a datos macros y resultados trimestrales de empresas de gran envergadura.

Una ola de optimismo que desperdigaba el rumor de que la Fed iba a anunciar nuevos estímulos para la economía generó una fuerte presión de compras que, un día más tarde, se vio revertida por el pronunciamiento de las siguientes palabras por parte del presidente de la Fed, Ben Bernanke: "el panorama actual es inusualmente incierto". En ese discurso, el titular de la Fed confirmó la razón que generaba las expectativas del lanzamiento de nuevos estímulos, ya que estas no serían sustentables en un contexto de certidumbre. Sin embargo, en lugar de anunciar nuevas medidas como se esperaba, se limitó a decir que la Fed sigue preparada para adoptar estímulos adicionales en caso de que fuera necesario. En particular, se refirió a la lenta recuperación del mercado laboral, la cual sin dudas se ha convertido en el principal obstáculo a sortear por el gobierno actual, en la que se transformó en la peor recesión desde la década del '30. Esto fue homologado luego de que se conociera la cifra de solicitudes iniciales de desempleo cuya cifra fue mayor a la esperada.

De todas formas, luego de que las ruedas continuaran extremadamente sensibles a cualquier noticia o rumor que influía sobre el humor de los operadores, el cierre de la semana fue positivo en la mayoría de las plazas bursátiles, ya que los buenos resultados trimestrales de gran parte de las compañías que publicaron sus balances en Estados Unidos y las mejores perspectivas en Europa, tras la exitosa colocación de bonos en España y los buenos datos de la industria de servicios y manufacturera, torcieron la balanza del lado alcista. El rendimiento semanal de los índices S&P500, Dow Jones y Nasdaq fueron de 3,55, 3,24 y 3,99% respectivamente; mientras que en Europa se destacó el Ibex 35 de España, con ganancias del 3,97% semanal. Además, en el viejo continente se dio a conocer finalmente el veredicto del esperado test stress sobre los bancos de la zona Euro, que impulsó las ganancias. Estos resultados demostraron que la solvencia del sistema financiero europeo, y particularmente el español (que sometió al 95% de sus bancos), es mayor de la que se pensaba.

En el mercado local, las acciones continúan fuertemente correlacionadas con Wall Street, aunque esta vez, también se vio impulsado por drivers locales.

Entre ellos se encuentran el fallo a favor del BCRA de la justicia Suiza y los buenos números de crecimiento y fiscales, a pesar de que gran parte de este logro se deban en parte a la ayuda del ANSES.

Por otro lado, la posibilidad de cierta flexibilización en los controles de capitales fue también, por supuesto, bien recibido por el mercado; aunque en relación a esto sólo existan por ahora rumores. En este contexto, el índice Merval cerró en 2375,2 puntos acumulando ganancias semanales por 4,04%.

La renta Fija continúa su extraordinario desarrollo en donde la fuerte suba de los títulos públicos argentinos está acercando la tasa de rendimiento del Bono Global 2017 al 10%, el "techo" que fijó en su momento el ministro Amado Boudou para emitir nueva deuda soberana bajo legislación extranjera.