Economía

Porque es importante para la economía argentina contar con un Mercado físico de granos como el de Rosario

Julio Calzada

Quienes trabjan todos los días en los pocos mercados concentradores e institucionalizados de productos agropecuarios que existen en Argentina,   advierten que gran parte de la población desconocen o no llegan a dimensionar los importantes beneficios económicos y sociales que brindan estos instrumentos a todos los argentinos y a la economía nacional.

Hace unos meses, uno de los economistas más prestigiosos de Argentina, Roberto Bisang, en una conferencia dictada en la Bolsa de Comercio de Rosario se preguntaba acerca de ¿Qué era un mercado? O ¿Qué debía entenderse como un mercado?

Apeló inicialmente en aquella charla a recorrer las diversas definiciones dadas por la Real Academia Española:

1. m. Contratación pública en lugar destinado al efecto y en días señalados. «Aquí hay mercado los martes».

2. m. Sitio público destinado permanentemente, o en días señalados, para vender, comprar o permutar bienes o servicios.

3. m. Concurrencia de gente en un mercado. (El mercado se alborotó).

4. m. Conjunto de actividades realizadas libremente por los agentes económicos.

5. m. Conjunto de operaciones comerciales que afectan a un determinado sector de bienes.

6. m. Plaza o país de especial importancia o significación en un orden comercial cualquiera.

7. m. Conjunto de consumidores capaces de comprar un producto o servicio.

8. m. Estado y evolución de la oferta y la demanda en un sector económico dado.

Los textos en economía siguen por lo general un eje básico en la definición del mercado: «es un ámbito donde compradores y vendedores intercambian mercaderías o servicios». Y en las definiciones teóricas se presentan una serie de elementos comunes que –afortunadamente- están presentes y uno puede encontrarlos en el Mercado Físico de Granos de Rosario, un caso único en el país. Ellos son:  

i)              un lugar o espacio físico donde las partes se encuentran para negociar intercambios de mercadería, especialmente soja;  

ii)             la posibilidad de realizar acuerdos basados en la confianza, los cuales se traducen en un libre intercambio entre las partes;

iii)            vínculos personales y de confianza entre quienes negocian. En el mercado físico de granos de Rosario los operadores negocian la compraventa de mercadería en una relación «cara a cara» y «persona a persona», que permite que muchas operaciones posteriores puedan cerrarse fuera del recinto, telefónicamente o por otro medio electrónico;  

iv)             rutinas, usos y costumbres que fijan reglas de juego claras y seguras dentro del mercado;  

v)              un sistema arbitral para dirimir conflictos entre las partes con bajo costo;

vi)             una institucionalidad presente en el mercado: el paraguas protector que da la Bolsa de Comercio de Rosario;  

vii)            Un sistema de información y de registración de contratos de compraventa que garantiza confidencialidad deseable entre las partes, transparencia, seguridad, legalidad y fiabilidad de la información;

viii)           Los vínculos personales de confianza permiten el traspaso de información relevante sobre lo que está aconteciendo en los mercados nacionales e internacionales;

ix)             Precios orientativos o de referencia con libre acceso para todos, y a partir de los cuales se diseñan estrategias comerciales;

x)              Mayor transparencia en el acceso a la información.

Argentina ha sido históricamente un país con un perfil netamente exportador en el sector agrario y por cuestiones agroambientales la producción de granos ha estado concentrada en la región pampeana, en donde Rosario está ubicada. En esta ciudad, hace más de un siglo, hombres de trabajo pujantes crearon este mercado disponible como un ámbito propicio para facilitar la compraventa de granos permitiendo el encuentro entre compradores y vendedores en el corazón agrícola de la Argentina. De esta forma se logró concentrar en un lugar común, la oferta y demanda de maíz, trigo y lino en aquellos años de gran crecimiento de Argentina. Se formó así un «mercado concentrador», caso único en el mundo por su particular condición de reunir actualmente -en el área de influencia del gran Rosario- el 80% de toda la producción y exportación de granos, aceites y subproductos de la República Argentina.

Influyó para el desarrollo de este mercado concentrador el hecho de que el Gran Rosario está ubicado sobre el Río Paraná y a la vera de dicho río se encuentra localizado un importante complejo de terminales portuarias y de plantas agroindustriales. De allí se despacha esta producción a distintos destinos de todo el mundo.

Pero en los orígenes del mercado disponible y en la actualidad, el objetivo era y es el mismo: que la oferta atomizada a través de miles de productores de todo el país, se vincule con la demanda -generalmente concentrada en fábricas o terminales portuarias-, tratando de obtener mayores beneficios comerciales para todas las partes. Así fueron surgiendo los intermediarios que hoy conocemos, los corredores y las cooperativas.

Hoy, los que están en el negocio granario, debaten diversos temas en relación al mercado físico de granos y también sobre los mercados de futuros. Y es saludable que esto suceda para mejorar día a día los mercados institucionalizados. Lo que no debe olvidarse es que en el Mercado Físico de Rosario todos los días se encuentran representantes de la exportación, la industria, corredores y cooperativas y se generan no sólo transacciones comerciales en el propio recinto. Se establecen vínculos personales de confianza entre los operadores que facilitan el cierre de negocios. En esas relaciones personales y comerciales reina el traspaso de información relevante sobre lo que está pasando en los mercados nacionales e internacionales en cada uno de los productos. Lo que está sucediendo en los puertos, los problemas logísticos que pueden generar retrasos en la descarga, quién está necesitando mercadería con urgencia o comentarios referidos a posibles cambios en las normas gubernamentales. Toda esa importante información se genera y se nutre en el recinto del mercado físico de granos. Allí ganan confianza los operadores entre sí, en una relación «cara a cara», «persona a persona», aunque después el negocio pueda cerrarse fuera del recinto, telefónicamente o por otro medio electrónico.

También es importante destacar que en todos los mercados los productos no tienen un único precio. Existen una serie de precios referenciales, articulados e integrados en un verdadero «sistema de precios». Miremos la soja en un día determinado. Existe el precio en el mercado disponible con descarga o sin ella, el precio que paga un exportador por entrega en Puerto San Martín   o en una terminal portuaria de General Alvear, los precios por los contratos de futuros de posiciones cercanas con entrega en el Mercado a Término de Rosario (ROFEX), los precios de pizarra, los precios de los contratos forward, etc. Toda esta información del sistema de precios surge o está disponible para los operadores en el propio recinto del Mercado Físico de Rosario. Y los operadores de esa manera, pueden asesorar a sus clientes con información calificada y relevante, buscando los mejores precios para los productores agropecuarios.

Para cerrar. En la desacreditación de la idea de «mercado» que existe en la actualidad, es muy importante reconocer la diferencia que existe con los mercados concentradores e institucionalizados de productos y servicios agropecuarios. Es muy importante para una comunidad el contar con estos instrumentos, dotados de transparencia, legalidad y seguridad.  

En estos mercados se celebran, día a día, transacciones comerciales donde se compran y venden bienes y servicios, lo cual genera aumento de la producción, nuevas inversiones, mayor empleo, mayor bienestar para la población y lógicamente, recursos públicos necesarios para financiar las urgentes necesidades en materia de salud, educación, justicia, reducción de la pobreza, más equidad e inclusión social.  

Los mercados concentradores e institucionalizados brindan información a los agentes económicos y al Estado, consolida la confianza entre los que comercian, permiten dirimir conflictos a bajo costo, aseguran la calidad de la mercadería para la población y otorgan transparencia, seguridad y legalidad. Todos beneficios económicos y sociales de real importancia para la comunidad en su conjunto y la economía nacional.