Economía

Comercio Internacional y Sistema Monetario


El comercio internacional no difiere del comercio que se registra domésticamente y de la misma manera que este último tiene que ser totalmente libre, sin interferencias o aduanas interiores, también lo tendría que ser el comercio entre las naciones.

Recordemos que el comercio mundial es un camino de doble vía: el monto de las exportaciones tiene que ser igual al monto de las importaciones. Si las exportaciones mundiales de bienes y servicios ascienden a alrededor de 18 billones de dólares, las importaciones también tienen que ascender a una cifra similar. Lo que es exportaciones para algunos es importaciones para otros.

¿Cuál es entonces la razón por la que respira en el mundo una tendencia 'proteccionista' que impide que el comercio mundial sea totalmente libre?

La razón fundamental es de índole sociológica y no es otra que el nacionalismo. La vieja expresión "cuando las mercaderías no cruzan las fronteras las cruzan los ejércitos" es una verdad que ha sido experimentalmente comprobada a lo largo de la historia. Para muestra vale lo ocurrido durante la década del treinta del siglo pasado: comenzó con el alza de aranceles a la importación por parte del gobierno estadounidense del Presidente Hoover; siguió por la devaluación de la libra esterlina en 1931 y el dólar estadounidense en 1933, y continuó con la cerrazón de la política económica implantada por Adolf Hitler en Alemania buscando producir todo internamente. Otros países devaluaron sus monedas tratando de traspasar la crisis a sus vecinos al mismo tiempo que la URSS ya se había ido aislando del mundo a partir de la revolución de 1917. Todas estas acciones colectivas estaban impulsadas por el nacionalismo, y cuando las mercaderías ya no cruzaron las fronteras lo hicieron los ejércitos (1939). Hay acuerdo casi total entre los economistas de que el comercio tiene que ser libre y los grandes desarrollos de la teoría así lo demuestran. Desde las ideas de David Hume (sobre el flujo y reflujo del oro), pasando por Adam Smith (que muestra en su obra que la 'riqueza de las naciones' se debe a la división social del trabajo), por David Ricardo (que mostró que aún cuando un país es más apto que otro en dos diferentes productos, tiene que dedicarse a aquél para el cual tiene una eficiencia relativa mayor, e importar el otro), siguiendo con Frédéric Bastiat y su brillante ataque al proteccionismo, Haberler, Olhin, Samuelson y otros, no existen dudas de que el comercio mundial es el principal factor del crecimiento económico de las naciones. Por supuesto que nada es perfecto en este mundo y en esa larga historia algunas voces reclamaron alguna protección para la industria naciente (List, a mediados del siglo XIX, como también nuestro compatriota Carlos Pellegrini).

De todas maneras hay un factor que determina que el comercio internacional presente sus diferencias con respecto al comercio doméstico y es el tema monetario. Sería un razonamiento lógico pensar que todos los países del mundo tendrían que tener la misma moneda y atenerse a ella, pero todos sabemos que se prefieren los tipos de cambio fluctuantes 'debido a la debilidad que demuestran los estados en sus cuentas fiscales'.

Si los gobiernos no pueden equilibrar sus cuentas de ingresos y gastos, se ven forzados a salirse del círculo de una moneda mundial y emitir su propia moneda para cubrir esos déficits. Y esto se está percibiendo en la zona del euro donde algunos países (Grecia y España) al no poder cerrar sus cuentas necesitan de la ayuda externa o, como un último camino, abandonar la mencionada moneda.

Sobre el sistema monetario internacional han habido varias teorías y experiencias. Hagamos una mención de ellas:

a) Sistema Bimetálico: en él existían dos metales, el oro y la plata, que mantenían una paridad fija, generalmente de 15 unidades de plata por 1 de oro. Esto daba lugar a la llamada ley de Gresham, 'con la moneda mala sacando del mercado a la buena'. A fines del siglo XIX, la moneda mala (el oro, dado el descubrimiento de nuevas minas y procedimientos para su obtención y su sobrevaluación) sacó del mercado a la plata (moneda buena) y determinó el surgimiento del patrón oro. Lo de moneda mala o buena no es más que resultado de la teoría de los precios. En realidad lo que hay es un precio máximo para la moneda buena, por eso desaparece, y un precio mínimo para la moneda mala, por eso tiene un sobrante.

b) El patrón oro puro: es un sistema que funcionó hasta la primera guerra mundial; permitió la estabilidad de precios con tasas de interés relativamente bajas e inversiones directas importantes a otros países, garantizadas esas inversiones con la misma moneda del país inversor, el oro. Pero hay que reconocer que era un sistema que se percibía como demasiado rígido. Para nuestro país, en concreto, significó inversiones directas de gran magnitud, especialmente en obras de infraestructura (ferrocarriles y puertos). Algunos economistas (Gustav Cassel por ejemplo) lo tildaron de 'deflacionista' por la escasez de metal y por eso pregonaron el sistema que sigue.

c) El patrón cambio oro: es un sistema que agregó al patrón oro puro la tenencia, por parte de los bancos centrales, de divisas convertibles en oro. Se generalizó a partir de la reunión de Génova de 1922 y según el economista Jacques Rueff es el responsable de la crisis mundial del '30 por su carácter inflacionista.

d) El sistema dólar: es un sistema que imperó en el mundo desde 1945 hasta 1971. Tuvo la misma base teórica que el sistema de patrón cambio oro, pero en él la moneda dominante era el dólar estadounidense que era el único convertible en oro para los bancos centrales con exclusividad. Era un sistema de tipos de cambio fijos, pero cuando se producía la crisis de una determinada moneda, el FMI brindaba su ayuda previa una depreciación de la moneda y un plan de austeridad. En los años sesenta comenzó a hacer 'agua' en razón a la pérdida de oro por parte de Estados Unidos (este país pasó de un stock de más de 20.000 toneladas del metal al término de la segunda guerra a alrededor de 10.000 toneladas en 1971). Ante esta fuerte pérdida, Rueff recomendó la devaluación del dólar de u$s 35 la onza (poco más de 30 gramos) a 70 dólares, lo que permitiría absorber los llamados depósitos en 'eurodólar'. Pero EE.UU., para no perder prestigio, no aceptó esta recomendación y finalmente abandonó la mencionada paridad en agosto de 1971 (hoy el oro se cotiza a alrededor de u$s 1.100 la onza).

e) La creación de una moneda internacional: el economista inglés Lord Keynes recomendó la creación del bancor que sería emitido por un banco internacional. Sus ideas, expresadas durante las reuniones celebradas por varias naciones entre 1943 y 1945, no tuvieron suerte y finalmente se impuso la posición de Estados Unidos representada por Mr. White y que dio lugar a la creación del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, en los años '60, la idea de Keynes fue retomada y la mencionada institución creo los Derechos Especiales de Giro (DEGs), que no han tenido mucho resultado.

f) Tipos de cambio fluctuantes: este sistema fue impulsado por la Escuela Monetarista de Chicago, con Milton Friedman, y se impuso a partir de 1971 cuando se abandonó el sistema imperante en ese momento. Friedman siempre fue crítico del sistema oro y aprovechando su prestigio como asesor del Presidente Nixon recomendó la mencionada salida. Este sistema es el que impera hasta el día de hoy pero las fluctuaciones en el valor de las principales monedas han hecho dudar a su principal cultor de sus bondades (así Friedman en su obra sobre "Las picardías del dinero" ) y si no sería conveniente volver a un sistema bimetálico.

g) Monedas competitivas emitidas por instituciones privadas: este sistema ha sido propuesto por el economista Friedrich Hayek en su obra "Desnacionalización de la moneda" , del año 1976. La misma ha dado lugar a debates en razón a si no estaba el autor mal interpretando la llamada ley de Gresham (así el eminente economista argentino Julio H. Olivera) o si la propuesta no destruía el sistema de precios relativos (así según el fallecido economista argentino Alfredo Canavese).

h) Monedas regionales: es el sistema impulsado por el economista Robert Mundell, premio Nobel 1999, aunque éste pregona también una vuelta al sistema de patrón cambio oro que conocimos antes de 1971. Este autor sostiene que "si el mundo pudiera dividirse en regiones, y dentro de cada una existiera movilidad de los factores, pero con inmovilidad de los factores entre las regiones, cada una de ellas debería tener una moneda propia que fluctuase en relación con todas las demás". Una región que adopta una moneda común debe hacerlo cuando ello minimiza el costo y maximiza los beneficios. El costo es que entraña la pérdida de una política monetaria y un tipo de cambio independientes para amortiguar las conmociones, mientras que los beneficios incluyen un menor costo de transacción, una mayor eficiencia debido a la integración de los mercados, y la estabilización de los precios en una zona monetaria más amplia. A nuestro juicio la teoría de la "Optimum Currency Areas" (OCA) tiene una limitación importante como es que exista inmovilidad de los factores entre las distintas regiones. Si recordamos brevemente la historia de "Yo, un lápiz", que muestra la estrecha relación comercial y productiva que existe entre los distintos países del mundo para producir un simple lápiz de grafito, eso nos da pie para sostener que una inmovilidad de los factores sería como regresar al primitivo modelo de David Ricardo (1817) que mostraba las ventajas comparativas de la división del trabajo internacional manteniendo aquella inmovilidad. La historia posterior mostró que los factores (mano de obra, capital y tecnología) fluyen de una zona a otra cada vez con mayor facilidad dado el progreso tecnológico en los medios de comunicación y transporte.

Desde 1972 el sistema imperante en el mundo es el de tipos de cambio fluctuantes (salvo entre los países de la zona del euro) y aunque nadie niega que es el sistema que permite mayor flexibilidad en los momentos de crisis, también introduce flexibilidad en los precios de las commodities y de los bienes y servicios en general. La mayor volatilidad en los precios es también causa de inflación, como demuestra la teoría de las opciones de futuro, cuyo precio, la prima, es mayor, además de otras razones (valor intrínseco y valor tiempo) cuando mayor es la volatilidad del producto subyacente. Por otra parte, los cambios que se registran en el precio relativo de los bienes y servicios alteran la ley de los costos comparados de David Ricardo.

En el caso concreto de una apreciación del dólar estadounidense, como ha ocurrido en los últimos meses, tenemos una caída en el precio de las materias primas y esto produce una distorsión de los precios relativos. Según información que extraemos de un Informe elaborado por la Unión de Bancos Suizos (UBS), casi el 50% de las materias primas cayeron de valor en el primes trimestre del corriente año. Otro aspecto que hace notar el mencionado Informe es que "hay mucha liquidez en las economías claves del mundo", especialmente en China con un crecimiento del M2 del 26% y de la India con un crecimiento de ese mismo agregado de 16% aproximadamente. En Rusia y Brasil, como en otros países, también pasa lo mismo.

Vamos hacia un mundo de inflación y probablemente los bancos centrales irán subiendo lentamente la tasa de interés hacia el fin del corriente año. De todas maneras, los intereses reales seguirán siendo negativos en muchos países, como Rusia, India, EE.UU. y China.

El crecimiento global se concentrará en Asia, especialmente en China e India.

Ya en los años siguientes al abandono del patrón dólar de agosto de 1971 el mundo vivió una etapa inflacionaria que llevó a tasas de interés negativas, al aumento del endeudamiento y a la crisis posterior que se vivió cuando EE.UU. comenzó a controlar la tasa inflacionaria a fines de esa década con el Presidente del Banco de la Reserva Federal, Paul Volcker.