Finanzas

Pánico y Desplome en los Mercados Financieros


Verdaderas jornadas de pánico fueron las que se vivieron en los mercados financieros ante el temor a que la crisis financiera de Grecia genere un efecto en cadena tan nocivo como el que, hace dos años, desató el hundimiento de la banca Lehman Brothers. La situación del país helénico está lejos de solucionarse y muchos son los que cuestionan la capacidad del salvataje de la Unión Europea y el FMI como para evitar finalmente que entre en default.

La situación a Grecia ha despertado el recuerdo de la Argentina en el 2001 en diversos periódicos internacionales. Es que las similitudes no faltan. Al igual que en Argentina en el 2001, Grecia tiene vencimientos de deuda próximos que deberá afrontar con su economía en recesión y con un fuerte déficit fiscal. En aquel entonces Argentina no podía devaluar por lo tanto la otra alternativa era adoptar medidas de ajuste; ocurre lo mismo en Grecia. A pesar del paquete de ayuda financiera (el blindaje) y las medidas de ajuste en Argentina, éstos sólo lograron postergar lo que finalmente resultó inevitable: default y devaluación.

Grecia recibirá también ayuda financiera y se ha comprometido a una drástica reducción del déficit fiscal en medio de una fuerte recesión económica. El peligro de la pertinencia de estas medidas son advertidas por el economista Nouriel Roubini: "Si el PBI cae, es casi imposible lograr ciertas metas de déficit y deuda. Ésa fue la trampa en la que quedó Argentina entre 1999 y 2001". El riesgo es que a través de un aumento impositivo y congelamiento salarial se frene el consumo. Una caída en la actividad económica bajaría automáticamente la recaudación fiscal generando así un círculo vicioso.

La principal diferencia que existe entre la Argentina de fines de 2001 y la Grecia actual es el efecto dominó de una y otro economía. Además de la elevada vulnerabilidad de, principalmente, España y Portugal a un efecto contagio, existe una gran exposición por parte de los bancos europeos - alemanes, franceses, británicos, etc- a los bonos soberanos de Grecia, situación no compartida con la historia de la última crisis financiera en nuestro país. El panorama europeo opacó los buenos datos de creación de empleo que mostró el gobierno de Estados Unidos. Diferentes referentes de la administración de ese país, entre ellos el presidente Barack Obama, salieron a calmar los mercados sosteniendo que está en marcha una recuperación sostenible de la economía, a pesar que ninguno dejó de reconocer que una nueva conmoción en el mercado financiero podría retardar la recuperación de Estados Unidos.

En Wall Street se desplomaron los índices en Estados Unidos más de un 9% en sólo unos minutos, esto es la caída intradiaria más vertiginosas desde el 10 de octubre de 1987 cuando en una jornada los índices se desplomaron alrededor de un 30%. Esta vez la caída máxima duró solo unos instantes logrando revertir sobre el cierre y, si bien la explicación tiene sustento en las expectativas europeas, circularon versiones sobre un error operativo en una de las órdenes de los operadores en relación al volumen ofertado. Europa fue el continente más castigado con el Ibex liderando las pérdidas con un acumulado semanal del 16 % y un 27 % en las últimas tres semanas. En la región también repercutió con fuerza los avatares europeos, siendo el índice Bovespa uno de los más castigados con un recorte del 8 por ciento semanal gracias a que la economía Brasileña es la de mayor apertura a capitales externos en Sudamérica y, por lo tanto, más vulnerable a la crisis de deuda europea.

Sin embargo, el índice Merval superó esa marca descendiendo un 11% en medio del avance del canje de la deuda en un momento crítico. De todas formas, si bien el pánico vivido en los mercados financieros durante la semana dificultaría aún más el objetivo de tasas de un dígito -el riesgo país de Argentina superó los 800 puntos básicos, su máximo desde fines de febrero-, se espera en general una buena aceptación ante el abatimiento de los tenedores de títulos default luego de casi 9 años.