Economía

El Vaivén de las Finanzas Internacionales


Los que siguen diariamente lo que pasa en las finanzas internacionales perciben una característica que sobresale sobre todas las demás y es la de las grandes variaciones que caracterizan a los distintos países, precios, valores, instituciones financieras y doctrinas económicas. En pocos días se pasa de la euforia al pesimismo y, también en pocos días, del desánimo al entusiasmo. Hace poco se hablaba de los milagros irlandés y español, y últimamente sus crisis son portada de los periódicos. La cotización de la principal commodity del mundo (el petróleo) alcanzó hace casi dos años un valor récord de casi 160 dólares el barril, y en poco tiempo se destronó a casi 30, para después subir a cerca de 75. Lo mismo pasa con otras cotizaciones como la del oro, el cobre, la soja, los fletes, etc.

El oro es un metal interesante. Durante parte de la historia monetaria mundial, su precio fijo con la principal moneda del mundo, el dólar estadounidense, determinaba una relativa estabilidad en el mundo, pero desde el fin de la convertibilidad de esa moneda con el metal (agosto de 1971), los tipos de cambio comenzaron a fluctuar y el mundo comenzó a experimentar altas tasas de inflación que provocaron el gran endeudamiento a nivel mundial de los años '70.

La Tesorería de EE.UU. y el FMI hicieron lo posible para terminar con el metal y vendieron parte de sus reservas, pero no todas por lo que podía pasar (de hecho EE.UU. todavía conserva alrededor de 8.000 toneladas). La política de los gobiernos buscando destronar el metal lo han terminado convirtiendo en una especie de termómetro que indica los ánimos de la gente.

En toda la historia de la humanidad se han extraído alrededor de 170 mil toneladas de oro, lo que cabría en un cubo de alrededor de 22 metros de arista, pero de ese total, sólo casi 25 mil toneladas sirven de respaldo en los bancos centrales. A la cotización actual, el oro podría reemplazar a todas las endebles reservas que tienen todos los bancos centrales del mundo.

El politólogo John Laughland ha escrito un hermoso libro titulado "La fuente impura. Los orígenes antidemocráticos de la idea europeísta" (1997) con un capítulo excelente sobre 'La importancia del dinero'. Dicho capítulo se introduce con un apartado sobre 'el dinero, el mercado y la sociedad' del economista Ludwig von Mises, que dice:

"El dinero sano (...) fue diseñado como un instrumento para la protección de las libertades cívicas contra las decisiones despóticas de los gobiernos. Ideológicamente, pertenece a la misma clase que las constituciones políticas y la declaración de derechos".

Dice Laughland que "en el siglo veinte, el mundo se descarrió en asuntos monetarios y ahora anda extraviado en un bosque sombrío. Ha olvidado la verdadera función del dinero y su importancia como elemento de una sociedad libre, porque es víctima de la ilusión de que el dinero es un instrumento de poder estatal o una expresión del vigor de la economía...Lo cierto es que el dinero es una mercancía escogida por el mercado como medio común de intercambio. Toda sociedad no comunista implica el intercambio de bienes y servicios y el dinero nace del deseo que tienen todos los hombres de intercambiar bienes y servicios de manera mutua y pacífica. Es el término que expresa la conmensurabilidad de la acción humana".

"El dinero es civilizado porque representa una etapa más elevada que el trueque, la forma primitiva de intercambio. La gente que desea lo que tienen otras personas quizá no tenga lo que todos aceptan como pago por un bien o servicio, sabiendo que a su vez pueden cambiar esa mercancía por otro bien o servicio que deseen. Si circula ampliamente, esta mercancía se convierte en dinero y, como cualquier otra, su valor está determinado por la oferta y la demanda".

"En diferentes tiempos y lugares, diversas mercancías han servido como moneda. En las economías más primitivas, los bueyes, las caracolas o los sacos de trigo cumplían esa función. A principios del siglo XX un antropólogo descubrió enormes e inamovibles piedras redondas que se usaban como dinero en la isla de Yap, en Micronesia....Pero hay una mercancía que ha prevalecido con mayor frecuencia y por más tiempo que otras: los metales preciosos como el oro y la plata. Se han dado varias explicaciones para su popularidad, desde la mística hasta la práctica: por ejemplo, estos metales son maleables y resistentes, lo cual permite acuñar monedas duraderas. Además, aparte de su atracción inherente, la cantidad de metal precioso que se extrae cada año de las minas es una fracción pequeña de la cantidad total en circulación… La interpretación original del dinero como mercancía es visible en el nombre de las monedas. Como muestra Adam Smith, la pound inglesa era una libra de plata, peso Tower. La livre francesa de tiempos de Carlomagno era una libra de plata, peso Troyes. Un chelín también era originalmente una medida de peso. Un marco equivalía a 0,234 gramos en 1524, en Esslingen, se la declaró unidad básica imperial de peso en Alemania, mientras que un siclo (Shekel) es originalmente una medida de peso judía (media onza), y la palabra shekel viene del hebreo 'pesar'". Sigue manifestando el autor que "una vez que se selecciona una mercancía como dinero, se transforma en unidad estándar de todas las riquezas. Al margen de la mercancía que se escoja, la que sirve como medio de intercambio tiene (o debería tener) valor propio, al margen de su función como dinero. Lamentablemente el siglo veinte ha perdido de vista esta importante verdad, y en consecuencia no tiene una luz para guiarse en la oscura y traicionera espesura de los asuntos monetarios".

Paulatinamente, en el siglo veinte la doctrina monetaria anterior que nosotros llamamos cataláctica, dado que la moneda se origina espontáneamente en los mercados fue perdiendo vigencia y se fue imponiendo la doctrina opuesta que afirma que el dinero es creación del Estado. A ésta la llamamos la concepción política del dinero.

Dice Laughland que "los príncipes despóticos solían envilecer la moneda para obtener ganancias personales. En muchos casos, este envilecimiento no obedecía sólo a la codicia, sino a un objetivo más profundamente político. Por ejemplo, el rey francés Felipe el Hermoso (1285-1314) se hizo célebre por saquear su país para financiar sus perpetuas guerras dinásticas, lo cual hacía cobrando impuestos (hasta que las destruyó) a las ferias comerciales de Champagne que fueron un centro del comercio local e internacional durante la Alta Edad Media y mediante reiterados gravámenes confiscatorios a grupos u organizaciones pudientes. En consecuencia, ahora se lo considera el primer rey francés que usó la devaluación de la moneda como un medio para elevar los ingresos…En tiempos modernos, la escuela austriaca de economía (sobre todo Friedrich Hayek y Ludwig von Mises) es la que más se ha empeñado en emancipar la economía de la teoría estatal del dinero"

Como una prueba del empapelamiento del mundo veamos algunos datos que extraemos del "Global Financial Stability Report" (april 10) publicado por el FMI, con indicadores financieros internacionales al año 2008:

a) El PIB mundial llegaba a 61,22 billones de dólares. El de la Unión Europea llegaba a 17,1 billones (la zona del Euro llegaba a 13,6 billones); el de EE.UU. llegaba a 14,4 billones; el de Japón a 4,89 billones y el de los países emergentes de Asia a 7,4 billones.

b) El total de las reservas mundiales sin el oro llegaba a 7,39 billones de dólares. Las de la Unión Europea llegaban a 296.200 millones (las de la zona del Euro llegaban a 185.500 millones); las de EE.UU. llegaban a 66.600 millones de dólares; las de Japón llegaban a 1,0 billón y las de los países emergentes de Asia llegaban a 2,55 billones.

c) Las reservas mundiales de oro en bancos centrales asciende a alrededor de 25.000 toneladas (EE.UU. tiene alrededor de 8.000 toneladas). A un valor medio de 1.200 dólares la onza de oro, esas reservas valen alrededor de 1,2 billones de dólares.

d) La capitalización del mercado accionario mundial ascendía a 33,5 billones de dólares. De este total, a los mercados de la Unión Europea le correspondían 7,27 billones (a los de la zona del Euro 4,99 billones); a los de EE.UU. le correspondía 11,74 billones; a los de Japón 3,21 billones y a los de los países emergentes de Asia 2,88 billones.

e) Los títulos públicos mundiales llegaban a 31,57 billones de dólares. De este total, a la Unión Europea le correspondían 8,77 billones (a la zona del Euro 7,71 billones); a EE.UU. le correspondía 7,89 billones; a Japón 9,12 billones y a los países emergentes de Asia 2,18 billones.

f) Los títulos de deuda emitidos por empresas privadas llegaban en el mundo a 51,69 billones de dólares. A las empresas de la Unión Europea le correspondían 20,27 billones (a las de la zona del Euro 15,99 billones); a las de EE.UU. 22,68 billones; a las de Japón 2,34 billones y a las de los países emergentes de Asia 1,13 billones.

g) Los activos de los bancos en el mundo llegaban a 104,71 billones de dólares. A los de la Unión Europea le correspondía 51,04 billones (a los de la zona del Euro 36,35 billones); a los de EE.UU. 14 billones; a los de Japón 10,42 billones y a los de los países emergentes de Asia 9,88 billones.

h) Si sumamos los bonos, acciones y activos de los bancos tenemos un total mundial de 221,49 billones de dólares. A la Unión Europea le corresponden 87,35 billones (a la zona del Euro 65,04 billones); a EE.UU. le corresponden 56,31 billones; a Japón 25,08 billones y a los países emergentes de Asia 16,06 billones.

i) Como porcentaje del PIB mundial, lo consignado en el punto anterior asciende a 361,8%. Como porcentaje del PIB de la Unión Europea, el 509,8% (para la zona del Euro el 477,1%); para EE.UU. el 389,9%; para Japón el 513,3% y para los emergentes de Asia el 217,7%.

j) Las transacciones de derivativos global over the counter en el mundo ascendían a fines de diciembre del 2007 a 596 billones de dólares; a fines de junio del 2008 a 684 billones; a fines de diciembre de 2008 a 547 billones y a fines de junio del 2009 a 604,6 billones.

k) Las mencionadas transacciones de derivativos de fines del 2008 se distribuían de la siguiente manera: de tipos de cambio 44 billones de dólares; de tasas de interés 386 billones; de acciones 6,2 billones; de commodities 3,82 billones y de Credit Default Swaps   (CDS) 41,9 billones.

Como se puede deducir de las estadísticas anteriores la economía mundial descansa sobre un colchón de papeles, muchos de ellos fruto de tipos de cambios fluctuantes cuyas variaciones determinan variaciones en las tasas de interés.