Commodities

La importancia del corretaje de granos

Rogelio Pontón

Algunos sectores de la población de las grandes ciudades, habituados a otros tipos de actividades, no llegan a visualizar claramente la importancia que tienen las bolsas de cereales y más aún la de aquellos que motorizan las transacciones en sus recintos. Estos últimos, los corredores de granos, parecen ser unos intermediarios de los cuales se puede prescindir porque no son productores agrícolas, ya que no trabajan la tierra ni la explotan, ni tampoco obreros industriales o empleados de tiendas o comercios. Integran una especie de gremio cuya actividad no se visualiza en forma concreta en el día a día.

 De todas maneras, que haya sectores de la población que no capten la importancia que la actividad merece, no justifica que aquellos que cumplen la función de dirigentes políticos no aprecien dicha importancia. Deberíamos recordarles la lectura del famoso escrito de Frédéric Bastiat, «Lo que se ve y lo que no se ve», siendo esto último –lo que no se ve- generalmente lo más importante para la economía de un país.

 La ciudad de Rosario creció fundamentalmente gracias a la actividad privada y, sin discusión, gracias al potencial que implicó su puerto. Y la actividad portuaria rosarina consistió mayormente, desde su origen, en la exportación de los frutos del campo. Con el paso del tiempo, los grandes elevadores que se encontraban en la zona central de la ciudad fueron desapareciendo y la actividad de elevación se desplazó a otras zonas del Gran Rosario, especialmente hacia Timbúes, Puerto San Martín, San Lorenzo, Punta Alvear, General Lagos y Arroyo Seco. Ya el público rosarino dejó de ver los buques cargando trigo, maíz o soja y solamente los ve pasar por el medio del río que ha sido rescatado para otras actividades, de turismo, deportivas y de oxigenación. A partir de allí, parecería que la actividad de la exportación de productos agrícolas ya no es parte del corazón de nuestra ciudad. Cuanto más, son actividades de otras latitudes y que no influyen para nada en el desarrollo económico de la misma.

 Esta última apreciación no es más que fruto de la miopía. Las actividades de exportación que se realizan desde los puertos al norte y al sur de nuestra ciudad, el flujo de camiones llevando granos desde las chacras a los puertos y fábricas, el crushing de la soja en las fábricas y todas las actividades conexas tienen un centro, un punto de unión, en la actividad desarrollada por el corretaje de granos en el recinto bursátil. Sin este punto de unión, donde se cruzan la oferta y la demanda de granos y donde se determinan los precios, asistiríamos a un proceso que ha sido llamado, creemos que correctamente, ‘la balcanización’ del comercio granario. 

 En un mercado sumamente competitivo, que algunos llaman ‘oligosopnio’, donde la mayor fuerza está en la demanda, el corretaje al consolidar la oferta hace que la balanza de las transacciones comerciales se equilibre. Caso contrario, tendríamos miles de productores o acopios, pequeños o cuanto más medianos, enfrentando su fuerza competitiva con empresas mucho más grandes y con mayores espaldas, lo que llevaría a la desaparición de los mercados.

 Cuando se capta lo que se dice en el último párrafo se empieza a advertir que toda esa actividad que se manifiesta en las exportaciones desde los puertos aledaños a nuestra ciudad, de alrededor de 28.000 millones de dólares, fluye financieramente a través de las distintas cadenas de la agroindustria a los sectores del interior de nuestra provincia y de otras provincias y terminan generando demanda de mano de obra de otras actividades de la ciudad, como la construcción, la industria y los servicios.

 Y en lo anterior no termina la actividad del corretaje de granos. A sus importantes tareas en el llamado mercado ‘spot’ o físico hay que la no menos importante tarea que cumplen en ‘el descubrimiento de precios’ en los mercados de futuros. Hoy día, en todo país que mire hacia delante, la actividad de los derivados financieros, de granos, de tipo de cambio o de tasas de interés, pasa a cumplir un rol protagónico y ese rol lo tiene que cumplir el corretaje. La actividad del corretaje en las bolsas es la expresión viva de la llamada ‘transparencia de los mercados’.