Economía

Los presidentes del Banco Central, de la post-convertibilidad a la actualidad

Emilce Terré

En la última semana se sucedieron los rumores de renuncia de Juan Carlos Fábrega al frente del Banco Central, hasta que el día miércoles se dio a conocer formalmente su renuncia. Al cierre de esta edición ya había sido enviado al Senado el pliego para su reemplazo por parte de Alejandro Vanoli, quien encabezaba hasta la fecha la Comisión Nacional de Valores.

Con ello, ya suman seis los presidentes de la máxima autoridad monetaria de nuestro país desde que asumiese Néstor Kirchner en el año 2003 (cinco "oficiales" y un interino): Alfonso Prat Gay (11 de diciembre de 2002 a 23 de septiembre de 2004), Martín Redrado (24 de septiembre de 2004 a 22 de enero de 2010), el presidente interino Miguel Ángel Pesce hasta la asunción formal de Mercedes Marcó del Pont (04 de febrero de 2010 a 18 de noviembre 2013), Juan Carlos Fábrega (18 de noviembre de 2013 al 1° de octubre de 2014), además del flamante Alejandro Vanoli (en el cuadro incluido en este artículo se resumen sucintamente algunas de las principales variables al momento de asunción y dimisión de los mismos).

Haciendo un muy breve racconto de los principales hitos en las mencionadas gestiones, aunque de más está decir que en un intento de resumir sucintamente 15 años de política monetaria en nuestro país muchos hechos quedarán afuera del presente artículo, cabe recordar que Alfonso Prat Gay asume en plena crisis económica durante la última etapa del gobierno de Eduardo Duhalde y la primera de Néstor Kirchner.

Estando al frente del Banco Central se implementa un proceso de absorción de cuasimonedas emitidas por las provincias los años anteriores, que habían llegado a representar casi un 35% de la oferta monetaria nacional. Al mismo tiempo, es el encargado de llevar a la práctica la estrategia monetaria de acumulación de reservas internacionales mediante un conjunto de medidas que incluyen el acortamiento de plazos para la liquidación de exportaciones, entre otras, conjuntamente con una política monetaria expansiva con el objeto de fogonear la alicaída actividad económica. El exceso de oferta monetaria trata de ser esterilizado vía emisión de títulos por parte del Banco Central (LEBAC y NOBAC), explicando el notable salto en esta cuenta que se refleja en el Balance.

Hacia el fin de su mandato, el economista intenta implementar un esquema de control de los aumentos generalizados de precios mediante un sistema de inflation target , que finalmente resultó desestimado por el Poder Ejecutivo Nacional precipitando su salida del máximo cargo de la entidad monetaria.  

Asume en su lugar Martín Redrado, y al año siguiente se da a conocer públicamente el plan de desendeudamiento del Estado mediante el cual se paga la deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional y se implementa la primera etapa del programa de reestructuración de la deuda pública, que busca de regularizar las cuentas   externas luego de que se hubiese declarado el default en diciembre de 2001 durante la Presidencia interina de Rodriguez Saá.

Por otro lado, y enfrentándose a los primeros coletazos de la crisis financiera internacional que se traducen en una salida de capitales, se implementa una combinación de operaciones en el mercado de cambios para suavizar la trayectoria del tipo de cambio, junto con una expansión monetaria que ayude a contener la suba de tasas de interés y que continúa esterilizándose parcialmente mediante la emisión de títulos por parte del BCRA.

Hacia el final del período, Redrado se resiste a la implementación del Fondo del Bicentenario que encara el Poder Ejecutivo, y luego de una fuerte disputa que incluyó un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para removerlo del cargo -posteriormente desestimado por el Poder Judicial- acaba por presentar su renuncia al cargo.

Luego de que el vicepresidente Miguel Ángel Pesce se hiciese cargo interinamente de la conducción de la máxima autoridad monetaria, le sigue formalmente en el cargo Mercedes Marcó del Pont, quien efectivamente implementa la segunda etapa del plan de reestructuración de la deuda pública mediante el "Fondo del Bicentenario", destinándose parte de las reservas internacionales en manos del Banco Central al pago de la deuda.

Durante su presidencia se reforma la Carta Orgánica del Banco Central modificando, entre otros puntos, la misión primaria y fundamental del BCRA. De "preservar el valor de la moneda" pasa a ser "promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social".

Por otro lado, y frente a una combinación de factores endógenos y exógenos que derivan en una salida de capitales, se implementa un control más férreo del mercado de cambios incluyendo la virtual prohibición de la compra de moneda extranjera para atesorar. En la práctica acaba por funcionar un plan tácito de tipos de cambio diferenciados ya que al del sector primario corregido por retenciones se le suma un "dólar turista" al abonarse un 20% adicional al tipo de cambio oficial por compras de bienes y servicios al exterior mediante un anticipo de impuestos a las ganancias, al mismo tiempo que algunas operaciones financieras se canalizan al denominado "contado con liqui". De cualquier modo, la sangría de reservas no mengua hasta que finalmente el 18 de noviembre la máxima dirigencia del Banco Central pasa a estar en manos de Juan Carlos Fábrega.

Fábrega, en un intento de revertir este panorama y controlar la presión sobre el dólar, admite una aceleración de la devaluación "por única vez" en enero último, combinada con un ajuste a la baja de la tasa de expansión monetaria y una suba de tasas.   Al mismo tiempo, durante su presidencia se relaja parcialmente el control del mercado cambiario minorista admitiendo las compras de moneda extranjera para atesoramiento, aunque sólo a partir de cierto nivel de ingresos y por un monto máximo mensual porcentual al mismo, con un recargo del 20% en concepto de anticipos del impuesto a las ganancias. Como incentivo para dejar las divisas extranjeras en los bancos, se da la opción al ahorrista de no cobrarle el 20% siempre que deje lo dólares depositados en sus cuentas de ahorro en dólares por el plazo de un año.

Si bien en un principio se lograron estabilizar algunos indicadores monetarios, las restricciones externas probaron ser más fuertes y las reservas perforaron los u$s 28.000 hace pocos días. Con el nuevo recambio presidencial el mandato del Banco Central queda ahora en manos de Alejandro Vanoli, quien encabezara la Comisión Nacional de Valores, quedando en el interés de todos los argentinos que su gestión sea fructífera.