Economía

De cómo la inflación afecta más al pobre que al rico


No existen dudas que tanto la inflación como la deflación son perniciosas para la economía. Es cierto, también, que la deflación va acompañada generalmente con desempleo, lo que se ve, pero también la inflación produce desempleo al descapitalizar el país, lo que generalmente no se ve. Esto último no se visualiza debido a que la teoría económica se ha balcanizado, es decir que ha perdido unidad.

La especialización, fomentada fundamentalmente por artículos en publicaciones periódicas con fuertes desarrollos matemáticos, ha llevado a que no se relacionen los distintos componentes de la ciencia económica como lo hacían antaño las obras de los grandes maestros de esa ciencia. En esas obras, la teoría del valor, los precios de los bienes de consumo, los precios de los factores productivos, la moneda, la tasa de interés y el comercio internacional formaban una unidad.

La balcanización que se ha producido en la ciencia económica se puede visualizar con claridad en llamada curva de Phillips, desarrollada por el economista australiano que le dio nombre y que relaciona el desempleo y la inflación, como dos problemas contrapuestos. A partir de la misma, la opinión dominante consideró al desempleo como el mal mayor, dado que una menor inflación se correlacionaba con una mayor tasa de desempleo y viceversa.

El profesor Milton Friedman, en su discurso por el otorgamiento del Premio Nobel de economía en 1976, estudió la relación y mostró que un incremento de la tasa de inflación, si bien reducía al principio el desempleo, lo hacía por muy corto plazo y la tasa de desocupación volvía a su nivel anterior (tasa de desempleo estructural) dado que la gente actuaba racionalmente y acomodaba sus expectativas. A partir de allí, la llamada curva Phillips pasó a ser una curva aceleracionista y la política monetaria expansiva solo producía en el largo plazo mayor inflación sin mejorar la situación del empleo.

El desarrollo de la teoría de Friedman dio lugar a la llamada Escuela de las Expectativas Racionales, que con el premio Nobel Robert Lucas y otros economistas mostró la poca efectividad de la política monetaria para disminuir la tasa de desempleo, desarrollándose así la llamada teoría real del ciclo.

Esta teoría parte de una concepción ‘neutral’ del dinero, la que separa la teoría monetaria y la teoría de los precios relativos y, por lo tanto, del valor.

Dos años antes del otorgamiento del premio Nobel a Milton Friedman, y al recibir igual premio, el economista austriaco Friedrich Hayek, en su discurso de agradecimiento titulado «La pretensión del conocimiento» , mostró con claridad que la inflación, al distorsionar los precios relativos, distorsionaba la estructura productiva y finalmente producía más desempleo. Es decir que en el mediano plazo, la inflación y el desempleo, lejos de estar en oposición, se dan la mano.

Pero volviendo a la pregunta que da origen a este artículo, ¿a quienes afecta la inflación?

En 1923, en su pequeño libro «Tratado de Reforma Monetaria» , John Maynard Keynes analizó la contemporánea gran inflación alemana y mostró con sagacidad que la inflación era un impuesto.

Todo impuesto tiene dos componentes: la base imponible y la alícuota de la gabela. Por ejemplo, los aranceles percuten sobre el monto de las importaciones; cuando las tasas de los aranceles aumentan, la base imponible, que son las importaciones, disminuyen.

Lo mismo pasa en los otros impuestos y también en la inflación. Cuando la tasa de inflación aumenta, la base imponible que está representada por la cantidad de moneda de la población, también se contrae. Como ejemplo, recordemos que en la hiperinflación alemana de 1923 la cantidad de moneda no llegaba al 1% del Producto Bruto del país. Por otra parte, los países con inflación crónica tienen una monetización muy baja, lo que es evidente en la economía de nuestro país. La monetización total en Argentina asciende a un 30% del Producto Interno Bruto y ese porcentaje no aumenta dado que parte de esa monetización pasó a la moneda dólar, cifra que no sabemos con precisión a cuanto asciende. Se estima que afuera del sistema (en el exterior, en el colchón o en cajas de seguridad) hay 40 a 50% del PIB en moneda dólar o en otras monedas. Es decir que la monetización de nuestro país tendría que estar entre el 70 a 80% del PIB.

Algunos se pueden preguntar que importancia tiene el que existe una mayor o menor monetización, pero desde antaño se sabe que una mayor monetización en términos reales hace que la economía esté más líquida lo que permite un mayor crecimiento. Recordemos que el gran economista Joseph Schumpeter veía en el crédito la base para el crecimiento de las naciones. La cantidad real de moneda es como el aceite en los engranajes, lubrica las transacciones del comercio y de la economía. Las economías desarrolladas tienen porcentajes de monetización que llegan al 80% o más. Esto se ve claramente en los mercados de futuros en los que operan dos clases de agentes: los hedgers que buscan cubrirse de las oscilaciones de los precios y los especuladores que buscan ganar, pero su actuación es la que permite la cobertura de aquellos.

Volviendo a la inflación como impuesto, para que el gobierno pueda seguir recaudando el mismo ingreso impositivo, debe aumentar aún más la tasa inflacionaria, aunque llegado a un punto, como ocurre en la llamada curva Laffer, el aumento de la alícuota del impuesto, en vez de aumentar la recaudación, hace que ésta disminuya.

Con el análisis anterior ya podemos contestar el interrogante que nos hiciéramos al comienzo de este artículo. ¿Quiénes son los que tienen mayor tenencia de moneda relativamente?

Veamos un ejemplo:

a)Supongamos un individuo que cobra mensualmente $ 1.200. Para que le alcance hasta fin de mes irá gastando $ 40 por día. Si esto lo dibujamos en un rectángulo, veremos que su tenencia de moneda se va reduciendo: $ 1.160 al término del primer día, $ 1.120 al término del segundo día y así sucesivamente. El último día gastará los últimos 40 que le quedan. En la figura veremos que la diagonal que muestra su tenencia de dinero, divide el rectángulo en dos y que en promedio, durante el mes, la persona tuvo $ 600 en moneda, es decir el 50% de su salario.

b)Veamos un individuo que cobra mensualmente

$ 90.000. De ese monto, destina para sus gastos $ 9.000 y va utilizando $ 300 diariamente. Los otros $ 81.000 los destina a realizar inversiones. A lo largo del mes, va a tener en moneda un promedio de $ 4.500, es decir el 5% de su ingreso.

Está claro que la inflación afecta en mayor medida a la clase social más pobre de la sociedad, más allá de la equivocada opinión de algunos funcionarios.