Economía

La soja como vehículo de financiación de la Economía Argentina


La soja y sus derivados constituyen el principal producto de la economía argentina, fundamentalmente por la generación de divisas. Tengamos en cuenta, y esto se ha dicho varias veces en este Semanario, que nuestro país padece de una enfermedad de larga data que es la inflación. Desde su creación en 1881, el peso moneda nacional sufrió un marcado deterioro y en este sentido se pueden distinguir varias etapas:

a) Desde 1881 hasta 1891 el peso papel se depreció con respecto al peso oro en alrededor de cuatro veces. Desde la convertibilidad de 1883, cuando 1 peso papel = 1 peso oro, se paso a algo más de 4 pesos papel = 1 peso oro en 1891.

b) Desde 1891 y en los años siguientes se registró un raro fenómeno en la historia monetaria argentina. El peso papel se apreció y en 1899, por ley de conversión, se pasó a 2,27 pesos papel = 1 peso oro.

c) Con el funcionamiento de la Caja de Conversión en 1900 y hasta 1929 se mantuvo la mencionada relación fijada por ley de 2,27 pesos papel = 1 peso oro. Lógicamente, durante los años de la primera guerra mundial y hasta 1926 esa relación varió pasando la cotización a alrededor de 2,60 pesos papel = 1 peso oro. Desde 1927 hasta 1929 se volvió a la anterior relación de 2,27 pesos papel = 1 peso oro.

d) Con el cierre de la Caja de Conversión en 1929 y la posterior creación del Banco Central en 1935, y con la revaluación del oro de las reservas de la Caja, se pasó a una relación cercana a 3,84 pesos = 1 peso oro.

e) Desde 1935 la relación ya no es entre el peso y el oro sino entre el peso y el dólar estadounidense. Por ley de 1900 de EE.UU. el dólar se había fijado en una relación de u$s 20,67 = 1 onza troy de oro. En 1933 el dólar se devaluó a una nueva relación de 35 unidades = 1 onza troy. Recordemos que en los últimos días la onza de oro se cotizó a alrededor de 1.340 dólares. Es decir que con relación al oro la moneda estadounidense se depreció alrededor de 63 veces.

f) La gran inflación que ha tenido nuestro país desde mediados de los años ’40 hasta ahora ha llevado a sustituir varias veces nuestra moneda, quitándole 13 ceros (0). Lo que significa que con respecto al peso oro nuestra moneda se ha depreciado alrededor 40 billones de veces.

Ante una depreciación de tal magnitud como la que sufrió el peso moneda nacional de nuestro país, los ciudadanos argentinos tratan de emigrar a otras monedas más confiables o estables, y en este sentido han emigrado y emigran al dólar estadounidense que aunque no es un dechado de estabilidad, es más estable, comparativamente, que el peso moneda nacional. Estimaciones recientes hablan de que las tenencias en dólares de la población argentina en el exterior, en cajas de seguridad o en los colchones, orilla entre 135.000 y 140.000 millones de dólares, cifra mayor al agregado monetario M3 que incluye el circulante nacional en poder del público más todos los depósitos en pesos en el sistema argentino, que llega según el BCRA a $ 371.824 millones, es decir alrededor de u$s 93.000 millones.

La soja que se exporta en su casi totalidad, como poroto, como harina o pellets, como aceite y como biodiesel, aporta alrededor de 20.000 millones de dólares anuales a la economía argentina. Gracias al complejo soja tenemos un ingreso importante de divisas lo que desinfla en parte las expectativas inflacionarias existentes en nuestra economía.

En realidad, la soja es un vehículo de financiación de la economía argentina. Como ya se ha expresado en este Semanario, las industrias MOI (Manufactura de Origen Industrial) son, en conjunto, deficitarias en la generación de divisas. La industria automotriz, importante sector dentro de las MOI, tiene un déficit en divisas importante dado que dentro del valor de un automóvil producido en la Argentina, una parte (se estiman alrededor de dos tercios pero, prudentemente, estimaremos la mitad) son de autopiezas producidas en Brasil. Por ejemplo: si la producción argentina de autos del corriente año llega a 650.000 unidades, la mitad serían de producción extranjera, es decir 325.000. Por otra parte, se importarían alrededor de 400.000 autos y se exportarían una cifra similar. De hecho, el valor de la producción nacional incluido en los autos que se exportan sería de 200.000 unidades aproximadamente.

Resumiendo: se importarían 400.000 unidades + 325.000 (la mitad de la producción realizada con piezas importadas) lo que nos daría 725.000 unidades. Por otra parte, se exportarían 200.000 unidades de producción nacional. Es decir que habría un déficit de la balanza comercial de 525.000 unidades aproximadamente.

Lo anterior no debe interpretarse como una crítica a la industria del automóvil sino una jerarquización de las muchas veces vapuleada producción agrícola. El déficit que deja la comercialización de automóviles en nuestro país lo cubren, con exceso, los superávits de balanza comercial del complejo soja